Quedó flechado tras un cachacascán, pero ella sólo lo quiere de amigui

Doctor:

Nunca pensé que me iba a enamorar y que terminaría en un sillón teniendo de todo con una amiga que se le ocurrió cocinarme. En serio.

Teníamos una amistad de diez años y el sábado pasado me invitó a su casa, porque una amiga le enseñó a preparar unos mariscos. Pasé a comprar un vinito blanco y cuando llegué mi amiguita preciosa me tenía preparado en el living un cocktail de aquellos. Pulpo, almejas, camarones y calamares. Todos preparados de distintas formas. Y ahí partió todo.

En la celebración por su nueva habilidad gastronómica, nos tomamos dos botellas de vino blanco y tres bajativos destilados.

De ahí en adelante no me acuerdo más, hasta que desperté al día siguiente junto a ella, sin ropa y tapado con una frazada. Me vestí y me fui enamorado. Pero cuando la llamé por teléfono, desconoció todo y dijo que sólo me quería como amigo. Me muero por esa mujer.

Ignacio

Don Nacho:

Me imaginé inmediatamente el tan conversado “pollito al velador’’. Pero claramente acá se cambiaron los trutros por productos del mar, de esos que lo dejan pasado y que hacen que la libido suba como el dólar.

Y ahí, en ese contexto, con un alimento sofocante a la hora de amar cuerpo a cuerpo, sumado a un buen copete, era casi imposible que los diez años de amistad no se fueran a las pailas.

Es que la previa y todo se daba en un ambiente que, obviamente, terminaría así. Por lo tanto, eso de andarse enamorando está para otra persona. Lo que le pasó a usted es que quedó prendido como tele de conserje, pero fue sólo por una volada distinta y bonita. No confunda las cosas. La amistad es mejor.

Y si de verdad la ama y ella lo rechaza, mejor arranque. De verdad, mi perro. Sino sufrirá más que Heidi.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com