'Batalla de Santiago' cumple tres meses con récord de contagiados

La comuna capital supera a Nueva York, París y Wuhan en días de confinamiento y las cifras no bajan. Cientos de vecinos apelan a la solidaridad para comer y alcalde pide endurecer el toque de queda.

El 26 de marzo pasado, el ministro de Salud de aquel entonces, Jaime Mañalich, anunciaba en conferencia de prensa que siete comunas de la Región Metropolitana entraban en cuarentena total. Lo que significaba que un millón trescientos mil capitalinos debían confinarse para prevenir la expansión del coronavirus, entre los que se contaban los habitantes de la comuna de Santiago.

La idea de la autoridad sanitaria era descongestionar el siempre caótico centro, frenando la gran cantidad de población flotante que transita por la comuna y así evitar que el bicho se expandiera al resto de la Región Metropolitana. La experiencia dice que la acción no resultó y que hoy somos unos de los países con más contagiados en el continente.

Hace tres meses, la comuna capital contabilizaba 120 personas contagiadas con la enfermedad, lo que obligó a las autoridades a ordenar el encierro total. Sin embargo, con el paso de los meses, el virus pegó con tal fuerza en Santiago que según el últimos informe epidemiológico los contagiados superan los 11 mil y las muertes sobrepasaron las 150.

"Jamás imaginé que nos tocaría algo como lo que hemos vivido en la comuna, que íbamos a estar encerrados noventa días, que íbamos a superar a ciudades como Wuhan, Nueva York o París en días confinados. Han sido días muy duros para el noventa por ciento de la población que ha cumplido estrictamente con la cuarentena. Yo me saco el sombrero por aquellos que han cumplido los dictámenes de la autoridad, porque no ha sido fácil. Hemos visto un aumento en la ansiedad, la depresión, la violencia intrafamiliar, el consumo del alcohol", afirma el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, quien reconoce que a pesar de que muchos vecinos cumplen con la regla sanitaria, aún se ven sectores donde circula mucha gente, lo que obviamente se transforma en un peligro sanitario.

Basta con darse una vuelta por el Paseo Ahumada, Meiggs, República o el Barrio Yungay para darse cuenta que la población en las calles no disminuyó del todo, a pesar de la fiscalización municipal y policial.

"Estuve en la feria que se instala en el Parque Portales y había una feria de las pulgas desatada, lo mismo en el Barrio Meiggs, donde circula mucha gente, por lo que propuse hacer un toque de queda a partir de las seis de la tarde, cuando ya está oscuro y los fines de semana desde las tres de la tarde. La situación ha sido muy difícil de controlar y necesitamos 'apretar' para que la situación mejore en la comuna", sostiene la autoridad.

Comunidad en Santiago

Apenas se decretó la cuarentena en Santiago, los vecinos decidieron mostrar su cara más solidaria. Es sabido que la comuna cuenta con un porcentaje alto de hacinamiento y que muchas familias viven en menos de 40 metros cuadrados. Si a eso le sumamos el desempleo, la angustia por la enfermedad y la falta de comida, en algunos casos, la mezcla podría resultar fatal.

Es así como el trabajo de las juntas de vecinos ha destacado para mantener informada a la población e ir en ayuda de quienes sencillamente no tienen nada para comer.

"Mantenemos comunicación frecuente entre los vecinos. En una primera etapa lo hacíamos para informar sobre qué se podía hacer en cuarentena y ser enlace con autoridades, pero después, en abril, comenzamos con la recolección de alimentos para 32 ollas comunes, que beneficia a 520 vecinos, en espacios confinados", comenta José Osorio, dirigente vecinal del barrio Yungay, quien asegura que una vez más la solidaridad vecinal ha sido fundamental para combatir la crisis sanitaria.

"Son cientos de vecinos que apoyan con comida, en un trabajo coordinado con la Parroquia San Saturnino y otras organizaciones que llevan adelante la solidaridad", sostiene.

Al igual que el alcalde Alessandri, el vecino del barrio Yungay asegura que la fiscalización no es suficiente para detener el tránsito de personas, lo que se ha transformado en una negativa alza de delitos en el sector.

"No es efectiva la fiscalización y vemos cómo las personas a veces no usan mascarilla y van a la feria. Necesitamos que eso mejore urgente para lo que viene, ya que a ratos vivimos momentos dramáticos por el aumento del narcotráfico y robos", sostuvo Osorio.

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