Relación de pareja, cuando el amor se va...

En la vertiginosa carrera que llevamos, muchas veces no nos damos cuenta de lo que está pasando con la media naranja, en la "otra mitad"… de mi vida.

Y quizás en este pequeño, pero gran detalle, asoman las causas del drama social que siempre llega con la única finalidad de destruir la unión de dos personas que alguna vez se prometieron amor eterno. Según la encuesta de "Second Love" -realizada en abril de este año-, la plataforma europea que lleva más de 10 años conectando personas para tener relaciones fuera de la pareja estable, Chile lidera el ranking latinoamericano de la infidelidad.

El argumento esgrimido (tanto por ellas como ellos), se reduce exclusivamente al deseo de "tener aventuras" o relaciones extramaritales, que "les permita regresar a su relación estable de una manera más segura y satisfecha". Y para ser más precisa aún, las mujeres chilenas corresponden al 61% del total de los usuarios de esta empresa perteneciente al mundo de las redes sociales.

Más allá de quedarme en el sensacionalismo, quisiera escarbar en cómo detectar cuando algo anda mal. Como en todo fenómeno hay indicadores que debieran alertarnos de que las cosas no están funcionando.

Primero que todo, nos empezamos a alejar... ya no nos gusta estar con la otra persona. Algo que seguramente, antes nos hacía tan feliz. Las parejas con hijos vuelcan todo a la crianza. Se relacionan sólo a nivel de padres; olvidándose del nivel de la "pareja".

De inmediato, surgen las desconfianzas; y con ello, crece la ausencia de planes en común y la incomprensión mutua suda por todos los poros. Ante este escenario, surge las discusiones tan frecuentes como hirientes, que generalmente no llegan a la solución. El conflicto continúa como una bomba próxima a explotar.

Para la sicóloga clínica experta en relaciones de familia, Mónica Gabler, lo primero que se debe hacer cuando el sendero se vuelve difícil es "identificar cómo me siento en la relación, qué es lo que me molesta, cómo me gustaría que fuera". Este ejercicio permite detectar a tiempo los signos de distancia y así poder resolverlos. Por eso, es importante, poner atención a los hijos.

Ellos (en mi caso, ellas) nos cambiaron la vida y nos convirtieron en papás felices. Es fascinante escuchar sus risas cuando están planeando "algo" encerradas en la pieza, o tan solo ver sus caritas cuando prueban por primera vez algún dulce rico o te dicen "ma-má"o "pa-pá". Sin embargo, y esto también pasa, siempre asoma una sombra silenciosa que se instala en casi todos quienes somos o han sido padres: la crisis de pareja.

Y los motivos son diversos; pero hay uno que se suele repetir en las consultas al sicólogo: la llegada de un hijo dificulta encontrar momentos de diálogo e intimidad, lo que genera muchos conflictos. Aquello genera distancia, resentimiento y reproche. No lo permitan. Frénenlo antes de que sea demasiado tarde. Depende de los dos.

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