"Farkas de los Pobres" entrega su corazón en el litoral

A estas alturas no existe cristiano que no haya escuchado el apodo de "Farkas de los Pobres". Y es que Juan Alberto Recabarren Recabarren se convirtió, el año pasado, en todo un rockstar por su tremendo corazón.

Don Juan, un feriante de El Tabo, Región de Valparaíso, saltó a la fama por su admirable trabajo con los compatriotas que no tienen con qué parar la olla y duermen donde los pilla la noche.

El "ricitos de oro" del pueblo toma su camioneta todas las semanas para visitar a quienes viven en la calle. Es normal verlo cuando agarra un fondo, una cocinilla y donde mismo se albergan algunas personas sin hogar, les preparara un cocimiento para que se chupen los bigotes.

"Mi hijo es el único que se enoja conmigo. Porque me gasto toda la plata. Al final, es mi hijo el que me coopera con los gastos de mi propia casa. Pero yo soy feliz. Mientras más pueda ayudar, más contento me siento", cuenta.

Ayudita

Recabaren, de 51 años, no sólo es famosillo por su corazón de abuelita. Además, porque Leonardo Farkas, el mismo de la tremenda billetera, quiso ayudar a su colega filántropo.

Cuando el hombre de la sonrisa que encandila supo que había un "Farkas pobre", lo quiso conocer y echarle una manito. Vio por la tele que a Juanito se le había echado a perder su camioneta Suzuki. Como su pan de molde móvil estaba con el motor bien muerto, Recabarren no tenía forma de repartir alimentos a los más pobres del litoral. Y también de San Antonio.

Por eso, Leo Farkas no esperó más. Y en julio del año pasado le mandó un chocoso por cinco millones de pesos. Esto para que se comprara un papú nuevecito de paquete.

Debido a su buena onda con el Farkas real, a Recabarren lo invitaron a la televisión. Contó toda su vida y obra en programas como "Mentiras Verdaderas", de la Red, y le hicieron entrevistas hasta en el Hocicón de Pelotillehue. La Cuarta, era que no, le dedicó una página especial por ser tan buena gente.

Penurias

Hoy, el "Farkas de los Pobres" es todo un ejemplo de cómo un hombre de esfuerzo, que la titanea en las ferias libres de El Tabo y que es voluntario de Bomberos en Las Cruces, hace lo imposible para que los más pobres tengan un plato de comida calientita con que llenar las tripas.

Recabarren dice que se crió en la pobreza y que por eso sabe lo que sufren quienes están en la calle. Añadió que hasta durmió en una cuneta cuando apenas tenía ocho años.

Como sabe todas las penurias que atraviesan los sin casa, dice que nunca se cansará de ayudarlos, porque cuando pasó hambre, nadie lo hizo.

"Cuando niño fui muy discriminado por pobre. Siempre pensaba que cuando grande tenía que ayudar a la gente que no tenía nada. Por eso empecé a ayudar. Y no me cansaré. Porque tender una mano es lo que me hace más feliz", remacha.

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