¡Insólito! Denuncian que remataron autos a quina en Osorno

Ni siquiera pa'l pasaje de una micro alcanza. Por eso parece increíble, o absurdo, lo que sucedería en el apacardero municipal de Osorno, en la Región de Los Lagos.

De acuerdo al concejal Osvaldo Hernández, en el corral de la muni se han rematado autos medios destartalados, pero funcionales, en la módica suma de 500 pesares.

Hernández expuso en la última sesión del Concejo Municipal el detalle del informe que desde el año pasado había solicitado insitentemente al departamento de control, respecto de los remates legales en recintos municipales entre los años 2009 y 2016.

Estos fueron realizados sobre especies despachadas por los juzgados de Policía Local, y corresponden a incautaciones realizadas por los inspectores de la muni.

Lo cuático son los precios pagados por los distintos artículos. "Es asombroso ver que se vendieron autos a tres mil pesos, en mil pesos, e incluso en precios menores", aseguró el concejal DC.

Añadió que en el último remate, realizado en junio de 2016, un toco y varias cletas se vendieron en quinientos pesos y varios otros vehículos en sólo luca.

"Aunque existen artículos vendidos más caros, como televisores, artículos de computación y electrónica, cargas de bebidas alcohólicas, o una moto que fue vendida en setenta mil pesos, todo lo que se remata sale de los recintos municipales en precios accesibles. Esto me parece bochornoso",

Las cifras sugieren la posibilidad de un excelente negocio para los compradores, quienes de no poder operar los vehículos comprados, tienen la posibilidad de multiplicar varias veces el valor por el que le remataron.

Hernández solicitó al alcalde Jaime Bertín (DC) que se establezca un sistema informático que registre ordenadamente lo que ingresa y se remata.

Además, le pidió que exista publicidad de las fechas en las que se realizarán nuevos remates en recintos municipales, dado que en la información que recibió existen nombres que se repiten en la lista de compradores de las distintas subastas.

"Son casi las mismas personas las que rematan. La comunidad podría pensar que hay información privilegiada para rematar los objetos. Por eso los debemos difundir bien", remachó.

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