[video] Jauría de perros tienen los tejados pa'l gato en una población

Con serios problemas de personalidad, una jauría de cachupines, con complejo de mininos, se encarama todos los días a los techos de las casas de la población Los Presidentes de Chile, en la comuna de Cerrillos.

El drama es que las techumbres, en la esquina de Guyana con Dominica, están quedando pa'l gato, ya que los perritos andan hambrientos y rompen las latas buscando algo pa' echarle al buche.

"Desde noviembre del año pasado que estamos con este problema. El dueño de los perritos es un tipo que sale en las mañanas y llega bien tarde, no les deja nada para comer ni para beber. Es un drama lo que viven, ya que la perrita parece estar preñada", señaló a La Cuarta Jessica Muñoz, vecina de los "perros-gatos".

Tanta hambruna ha provocado, que los pichichos recurran al canibalismo devorando a otros de su misma especie.

"Un día se me escapó mi perrito a la calle y justo lo agarraron entre dos canes y lo metieron adentro de la casa donde se lo devoraron, ya que pasan con hambre. Esto se ha convertido en un peligro público para todos nosotros", largó Juan Hermosilla mientras recordaba a su regalón.

"Hemos hablado con el dueño de la casa, pero no se puede interactuar con él. Se pone a la defensiva y no nos pesca, hasta se comporta de manera agresiva. Pedimos una solución porque tenemos miedo de salir a la calle", agregó César González.

Una manito de la muni

Los vecinos coinciden en que la culpa no es de los coludos, y piden que la muni pueda interceder en este problema. Estos escucharon el llamado y se pusieron las pilas al toque.

"Se realizará un procedimiento utilizando las herramientas disponibles para resolver el problema. Durante el día de mañana (hoy) haremos la gestión ambiental a través del departamento de zoonosis. También nos preocuparemos por la salud mental de la persona", indicó al diario pop Sergio Espinoza, dire de desarrollo comunitario de la muni de Cerrillos.

Los vecinos ya respiran un poco más aliviados con esta solución. En tanto los "perros-gatos" siguen a su suerte arriba de los tejados, esperando por quien prometió algún día cuidarlos.

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