El rescate de los mineros desde la mirada femenina

El 5 de agosto, cuando ocurrió el accidente de la Mina San José, Angélica Reyes se encontraba en Talca. 1.128 kilómetros separaban los dos sitios, pero aún así ella sintió la necesidad de llegar hasta Caldera. Con el pasar de los días su anhelo no se podía cumplir, pero la señal de esperanza que trajo el ya clásico "Estamos bien en el refugio los 33" hizo que armara su bolso, consiguiera una acreditación de prensa con un medio de Talca y partiera a sentir lo que se vivía a los pies de la mina, pero no desde la mirada del sufrimiento, sino desde los ojos de mujer.

Durante dos semanas compartió con todas las mujeres del campamento Esperanza, mismo nombre que entregó a su libro, que a casi ocho años del hecho verá la luz para reflejar la lucha femenina en los días donde la desesperanza parecía ganar la batalla. La misma lucha que Reyes está dando para vencer al cáncer linfático que la afecta hace casi dos años.

Especial

- Ha pasado un tiempo considerable desde la accidente, ¿Por qué publicar ahora? Tomé distancia del tema, sentí que era necesario para no fomentar el morbo que hubo durante mucho tiempo. Además, lo que viví con las mujeres del campamento fue algo muy de piel, busqué el otro lado de la historia, mostré su lucha, acá hubo un grupo que sufrió y se jugó todo por los mineros.

- ¿Cómo fue vivir en el campamento? Pese a que fui como prensa, nunca estuve en ese lugar, lo mio era estar con las mujeres que lo estaban pasando mal. Las hermanas Segovia me acogieron como una más, yo sólo quería contenerlas por lo que estaban viviendo. Si había que llorar, llorábamos, reíamos juntas, fue una vivencia muy fuerte. Ahí grabe, escribí y contemplé lo que pasó desde otra mirada.

- En el libro repasas tus vivencias con las diferentes mujeres que estaban en la Mina San José ¿No tuviste problemas? Es que fui una especie de contenedora, hice un vinculo especial con ellas. Vi tantos tipos de mujeres: la luchadora, la sufrida, la humilde, la prepotente, la hija, la madre, la amante y que todas pudieran convivir por el mismo fin era único. Para mí el rescate de los mineros fue gracias a las mujeres.

- ¿Algo que la marcara? Me sintieron como una de ellas, eso fue lo más lindo. Piensa que para ducharme me calentaban cuatro botellitas con hojas de parra, nunca me sentí una extraña.

- ¿Pensabas más en las mujeres que en los mineros? Es que yo sabía de los mineros iban a salir bien, mi preocupación eran las mujeres, contener el llanto, la rabia. Además, en la vida de ellos no sólo está la esposa, si no estaba amante que debe estar escondida, las hijas, las hermanas, las madres, todas en constante sufrimiento.

- También mostraste tu faceta más folclórica. Era algo que fue muy necesario y sanador para todos. Durante las noches hacíamos las coplas del caimán (N. de R: Forma poética en canciones populares) con rimas características de cada uno de los mineros y sus secretos picarescos. Eran unas carcajadas tremendas, se las mandábamos por la capsula y ellos las disfrutaron.

- ¿Aún mantienes relación con gente del campamento? Cuando llegué me instalé al lado de María Segovia con sólo una carpa. Ella era la alcaldesa del campamento, iba con ganas de conocerla y me encontré con una tremenda persona. Hasta el día de hoy me comunico con ella, estuvimos juntas cuando su hija tuvo leucemia, la acompañé. Conocerla me cambió la vida.

- ¿Cómo definirías a las mujeres que conociste en la mina? Son personas querían salvar a sus hombres, y hoy el feminismo está muy en contra del hombre, en eso siento que falta un poco de tolerancia. Nosotras tenemos que luchar por nosotras y para nosotras, pero si hay que luchar por el marido, el hijo también se debe estar presente.

- ¿Y pudiste ver el rescate? La coordinación del gobierno me sacó del campamento unos días antes. Me vine con una pena tremenda, pero hoy les encuentro razón, había personas que políticamente tenían que figurar y yo andaba un poco entorpeciendo al manejar un poco la agenda de las mujeres del campamento, pero esa es una historia que podrán conocer en mi libro.

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