Sustito: Sicario de Pablo Escobar pondrá Pyme en Chile

La vida de Jhon Jairo Velásquez Vásquez está marcada por la fama de ser uno de los sicarios de confianza de Pablo Escobar, el narco colombiano más poderoso de la historia, y vivir para contarlo a través de la literatura, redes sociales y el cine.

Tras las muerte del capo de la droga, "Popeye", como le llamaban en el Cartel de Medellín, estuvo 23 años en prisión, donde "pagó" por los más de 300 asesinatos cometidos con sus propias manos y la coordinación de otros tres mil homicidios, según confesó desde el encierro.

Al salir de la cana, se juramentó iniciar una nueva vida y evitar que se repitieran hechos de violencia tan sanguinarios como los que él mismo protagonizó. Fue así como se lanzó de lleno a la vida pública: abrió un canal de YouTube para responder las preguntas de la gente, actuó de sí mismo en la película "Sicario Profesional" y ahora inició una pyme en Chilito.

"Popeye" se juntó con Jorge "Chino" Miranda, Manuel Palma y Robinson Cruces, del local "El Cartel", ubicado en el Persa Biobío, donde venderán poleras y los libros que el colombiano escribió tras salir de la cárcel.

El "Chino" y el ex convicto se juntaron gracias a "un artista internacional con el que trabajé hace un tiempo. Él hizo los contactos y empezamos a comunicarnos más seguido", contó Jorge.

La idea de la ropa surgió gracias a internet y a todo el ruido que Jhon Jairo Velásquez metía en redes sociales. "Las camisas (poleras) se dieron por todas las frases que yo utilizaba en Facebook, donde me amenazaban de muerte todos los días. 'A mí que me maten de bala y no de miedo'", les respondía.

Las pilchas comenzaron a popularizarse y de otros países comenzaron a interesarse hasta llegar a Chile.

DROGAS

La Cuarta conversó con el temible sicario, quien asegura que busca una oportunidad en la sociedad.

- ¿Cree que lo ven como ejemplo?

- Nos ven como una salida a la pobreza. Yo no soy un ejemplo, por mi serie, por todo lo que hago. Éramos más de tres mil sicarios y sólo quedamos cuatro vivos.

- ¿Qué opina de las drogas con fines medicinales?

- Chile tiene que legalizar la marihuana. ¿Sabes por qué les gusta a los jovenes? Porque es prohibida y porque al comprarla en la esquina es peligroso y llama la atención. Las drogas tienen publicidad gratis y cuando se legalice y se venda en la farmacia dejará de ser tentativa.

- Algunos creen que Pablo Escobar está vivo, mientras que otros piensan que se suicidó ¿Qué opina?

- Es totalmente falso. La DEA no come cuentos y le hicieron prueba de ADN. Para quitarle su pistola SIG Sauer 9mm había que matarlo y el coronel Hugo Aguilar lo hizo. Él murió en ese techo y yo lo vi desde la cárcel.

- ¿Su patrón metió droga a Chile?

- ¡Cero! Pablo Emilio Escobar Gaviria no tuvo ningún contacto con Chile ni el general Pinochet, en los 80. Él era de ultraderecha y mi patrón era de izquierda. Nosotros mandábamos droga a Centroamérica y los Estados Unidos. Chile no era un país consumidor de drogas.

-¿Vive tranquilo?

- Busco un espacio en la sociedad, llevar el pan a mi mesa de forma honrada, con mis libros, mi canal de YouTube y mi serie en Netflix.

- ¿Qué le diría a quienes se pasan películas con ser como usted?

- Mi mensaje para los jóvenes es claro: un Pablo Escobar o Popeye no se vuelve a dar fácil en la historia. Los bandidos sólo tienen tres puertas abiertas: la de la cárcel, el hospital o el cementerio. No vale la pena perder un tesoro que tienen los jóvenes, que es su juventud. Hoy en día no existe la palabra lealtad. Piensa que la cabeza de mi patrón valía 20 millones de dólares y ninguno de nosotros lo entregó.

- ¿Los sicarios vivos siguen en contacto?

- No, hoy no hay contacto. Sólo con el hijo del patrón.

- Si volviera a ver a Pablo Escobar, ¿qué le diría?

- Mi respeto por él es uno solo. Si yo llegué a ser general de los ejércitos de Pablo Escobar, fue por dos cosas: lealtad y disciplina. Yo le diría que hay una segunda oportunidad después de la prisión. Es muy bueno ir a un parque, tomarse un helado, sentarse junto a una señorita bonita, ir a un supermercado sin miedo a que la policía te pueda llevar preso. Hay cosas muy bonitas…

- Yaaa...

- Pero si él me dice vamos a la guerra, vuelvo con él.

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