Visita de dos capos de la DDT dejó pidiendo agüita a los fanas de las patadas voladoras

Los asiáticos Rekka y Yoshimura llegaron a nuestro país movidos por una linda amistad con luchador chileno. Aquí no sólo exhibieron su talento, también salieron a recorrer Santiago y conocieron los café con piernas.

La lucha libre vivió días inolvidables en estas Fiestas Patrias. Y todo gracias a la visita de dos exponentes de lujo que tiene esta disciplina en Japón.

Se trata de Rekka y Yoshimura, los cuales participan en la agrupación nipona DDT, y viajaron a Santiago para mostrar su arte en la Bóveda Secreta: la arena top de las patadas voladoras en este lado de la cordillera.

"El público chileno es muy loco. Grita, apoya o abuchea a la gente del show", soltó Rekka, mientras su yunta Yoshimura, agregó: "Es tan fuerte el apoyo de la gente que te lleva a subir, te crece la motivación, algo diferente a lo que pasa con la gente de nuestro país".

Pero no sólo los fanáticos dejaron a estos deportistas con la boca abierta. Es que los hombres de 34 y 23 años tuvieron la oportunidad de conocer la capital y hubo algo que les llamó particularmente la atención.

"Nos encantó el café con piernas", dicen al unísono y bromean con un pronto regreso: "¡Sí o sí!", añadieron.

Su amigo chileno

Ya más en serio, ambos luchadores relatan cuál es la motivación real para cruzar todo el planeta. Se trata de una vieja amistad, la cual comenzó allá en las tierras del sol naciente hace unos años y que dejó huellas en su existencia.

"Cuando conocí a Guanchulo (peleador chileno), tuve claro que íbamos a ser amigos. Es que es una persona muy positiva", recordó Rekka. Eso fue hace ya 5 años, cuando ambos coincidieron en la DDT y buscaban ser las estrellas de dicha licencia.

"Al entrar a la casa de estudiantes de DDT, había revisado muchos videos de luchas, y me sorprendió conocer a Guanchulo en persona", lo describió Yoshimura.

Eso sí, ambos recuerdan más las maldades que hacía nuestro compatriota en Asia. "Nos molestaba todos los días y sólo una vez cayó atrapado en una trampa que le colocamos. Fue memorable, porque el ratón seguía vivo y Guanchulo -con mucho miedo- no sabía qué hacer. Fue entonces, cuando tomó lo primero que tenía a mano y se lo arrojó. Claro que con asco, tenía que mirar si estaba aún vivo para sacarlo, pero no se atrevió. Así que tuvo que pedir ayuda a todos nosotros", relató Yoshimura dejando claro por qué lo extrañaban tanto. Algo que sirvió para que los chilenos conociéramos algo más de la lucha libre japonesa.

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