El acorazado argentino que se hundió en aguas chilenas

29.02.20 - ESTRENO DEL PROGRAMA "BAILANDO POR UN SUEÑO" DE CANAL 13.

FOTO: SEBASTIAN ÑANCO.
29.02.20 - ESTRENO DEL PROGRAMA "BAILANDO POR UN SUEÑO" DE CANAL 13. FOTO: SEBASTIAN ÑANCO.

El Titanic se hundía lentamente ante la mirada de una industria incrédula y expectante. No era el momento. El contexto le jugó una mala pasada a Martín Cárcamo.

Era uno de los programas más esperados de la TV chilena. Llegaba a nuestra industria "Bailando por un sueño", uno de los productos estrella de la factoría de Marcelo Tinelli. Sin embargo, la felicidad de quienes admiramos los buenos productos de TV poco duró: Canal 13 confirmó que ya no corre el estelar y se derrumbó la ilusión.

Es que "Bailando por un sueño" es mucho más que un programa de danza. Los que seguimos de cerca la edición argentina podemos decir –con propiedad- que combina diversos formatos y contenidos televisivos en uno. Si bien el más distinguible es la farándula, hay elementos de docu-reality interesantes de analizar. Las intervenciones de los jueces son per sé un programa aparte. Ellos navegan en la más absoluta libertad editorial y sus apreciaciones derivan en temas como política y economía.

Dueño de esa tremendo acorazado, Marcelo Tinelli vendió lo derechos de producción y exhibición a la productora de Martín Cárcamo. Gracias a una inteligente movida del rubio animador hizo una sociedad con Canal 13. La unión prometía una alianza inédita en la TV chilena. Se abría la puerta a la importación de licencias entre productoras y estaciones de TV.

La historia de "Bailando…" en Chile no es muy extensa: partió en marzo. Luego salió de pantalla por la crisis sanitaria; en mayo retornó sin público y con severas medidas. Los nuevos capítulos se grabaron antes y durante la cuarentena total de Santiago. El contagio de Covid 19 de uno de los miembros del equipo y la amenaza de un sumario sanitario terminaron por derrumbar la idea de volver.

La explicación oficial de Canal 13 habla de dos grandes culpables: crisis sanitaria y económica. La viabilidad del proyecto era insostenible. La parrilla de sponsor no era la misma que antes de la pandemia y sostener un presupuesto de ese tamaño era impensable.

El Titanic se hundía lentamente ante la mirada de una industria incrédula y expectante. No era el momento. El contexto le jugó una mala pasada a Martín Cárcamo que apostó todas sus fichas a un caballo que venía rodeado de triunfos, pero que en nuestra arena simplemente no corrió.

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