En estas ocasiones no es mucho lo que se puede decir o aportar, sólo agradecer a David Díaz todo lo entregado en muchos años haciendo humor. Más conocido como el "Chico David", uno de los emblemáticos personajes de Morandé con Compañia murió ayer martes luego de llevar varios meses enfermo grave y postrado.
Y es aquí cuando recordamos que la mayoría de los artistas en este país terminan, de cierta forma, como David Díaz, económicamente muy mal y un poquito abandonados por sus pares (siempre hay excepciones). Es un tema de nunca acabar, la buena salud en este país es sólo para los que pueden pagarla con un ojo y la mitad del otro. Pero eso es harina de otro costal.
Sin duda, mi reflexión en esta ocasión tiene que ver con la soledad, el abandono, la pobreza, la poca y nada empatía que tenemos cuando vemos a las personas más débiles y "abajo de la pelota". Fuera de las luces y sin contrato la vida es dura para los artistas, es injusta y muy triste. Debería existir, financiado no se cómo cresta, una especie de "Senior Suite" para todos los artistas del espectáculo chileno. Para cada uno de ellos que dedicaron su vida completa al público, ya sea haciendo reír como nuestros comediantes o llorar, reflexionar y bailar como los actores y cantantes. La gente cree que los que salen en la televisión o antiguamente en las revistas son inmensamente felices y tienen su vida resuelta, pero son seres humanos comunes y corrientes como todos.
Mucha fuerza a Carmen Díaz, su hermana, quién estuvo con él apoyándolo y cuidándolo hasta sus últimos días.
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