No me presto para este juego

Me van a perdonar todos los seguidores de Primer Plano, aunque me gusta el programa y participé de él -por lo demás, tengo la mejor impresión profesional del equipo-, pero el viernes pasado, aunque haya sido espontáneo de parte de la invitada (por segundo programa consecutivo), Tatiana Merino, que se haya referido, "a pito de nada", a la vida íntima de un periodista y sus problemas matrimoniales, no me parece. Menos viniendo de una persona que no tiene moral para decir que algo está bien o está mal, siendo que destruyó dos familias (la de ella y la de él), engañando sin ningún tipo de límites a muchas personas, incluida una menor de edad en ese entonces, la hija de Álvaro Salas.

Hay temas que son muy delicados, que pueden destruir la cabeza y el corazón de personas inocentes que se ven involucradas directamente, sólo por el hecho de que una mujer o un hombre despechado(a) empiecen a disparar con ventilador situaciones íntimas y muy dañinas que no corresponden salgan a la luz pública. Muy bajo lo que hizo el viernes Tatiana Merino con Rodrigo Herrera, periodista de Mega. Y verla tan suelta de cuerpo, opinando y dando cátedra de la vida íntima de otra persona, que también es pública, me produjo repulsión, con ese tremendo tejado de vidrio. Hay que ser muy "cara de raja" y no tener vida propia para hacerle daño gratis a un niño, porque la pareja del periodista tiene un hijo, por si no lo sabía esta señora.

Una cosa es que le paguen el pasaje y el dinero suficiente para que hable de ella misma y sus 10 años de "amante" de un humorista y otra muy distinta es que ella se permita hacer un juicio de valor de una persona sólo por el hecho de salir en la nota que mostraban, sin medir las consecuencias.

Mal ahí la señora Merino, pero muy mal. Supongo que ya ha lucrado bastante. Pero no será mejor que escriba el libro que tanto promete sobre sus problemas y no caiga en "cuestionamientos" ajenos. Espero que la tentación monetaria no te alargue mucho tu estadía en Chile. Y quiero terminar diciéndole a la señora Merino que además debe creer que está quedando como víctima, que para algunos como yo consideramos que hacerle daño a menores de edad no tiene perdón alguno.

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