Cacha los mejores consejos pa' no volverse mono con el Pokémon Go

Los pitufos y los brocasaurios llevan semanas saltones. Es que la llegada a Chile de Pokémon Go, el juego que la rompe en todo el mundo, se ha ido en puros saltos y punes, solo rumores que se convierten en guatazo y que tienen a la barra ñoña mordiendo el celular hace rato.

Y mientras hacemos apuestas de qué llegará primero, si el jueguito de Pikachu o la primera victoria de Becaccece en la U, el académico de la Escuela de Psicología de la U. Católica del Maule, Gerardo Chandía, tira unos consejos pa’ que su broquita no se vuelva mono cuando tenga Pokémon Go en sus manos.

Si aún no cacha pa' dónde va la micro, estamos hablando de una aplicación que se descarga a los dispositivos móviles, y tiene como fin que los jugadores recorran la ciudad capturando de manera virtual estos dibujos animados.

''El juego de Pokémon Go, implica salir a la calle a 'cazar' a estos pokemones, lo que es sumamente peligroso si pensamos en un niño sin supervisión de un adulto, ya que eventualmente deambulará solo por las calles'', advierte el profe Chandía.

El especialista en el área infanto-juvenil, agrega que también hay riesgo para los adultos, ''porque están tan concentrados en el teléfono que no miran a su alrededor, exponiéndose a accidentes, a que los atropellen o a que lleguen a lugares que eventualmente puedan ser peligrosos''.

Otro punto donde advierte que hay que tener ojo es que los jugadores tendrán contacto con otras personas, lo cual permitirá que, por ejemplo, los niños se puedan vincular con adultos desconocidos.

CONTROL Y REGLAS CLARAS

Por todo lo anterior, el académico recomienda que ''la edad en que los niños debiesen poner en práctica este tipo de juegos, es a partir de los 13 a 14 años'', agregando que hay que estar atenti a que la vida del niño no comience a girar en torno a estos dispositivos, porque ''podría provocarles trastornos a nivel emocional, del sueño, o de alimentación. Hay casos de menores que dejan de comer por querer jugar'' sostuvo.

''Si tengo un niño de 9 a 10 años que quiere jugar, se puede aprovechar ese espacio y salir con él a 'cazar' estos objetos virtuales durante una hora por la ciudad, pero después lo aconsejable sería que guarde el celular y se tome el tiempo también para vincularse con la naturaleza u otra cosa. La clave está en la capacidad de mediar de los padres, porque la prohibición tampoco va a servir. La recomendación es controlar y establecer reglas claras''.

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