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La vida de película de Víctor Vildósola, un ex La Pozze Latina representando en Nueva York

A los 20 años fue parte de una de las bandas pilares del movimiento hip hop en Chile. Luego emigró a México y después de trabajar con Mariel Mariel y Niña Dios optó por saltar a Nueva York, donde tocó en el metro e hizo clases en el Bronx. Actualmente bajo el nombre de THE KOIWAY está lanzando un nuevo sencillo junto a Jamez Manuel.

La vida de película de Víctor Vildósola, un ex La Pozze Latina representando en Nueva York.

La vida de Víctor Vildósola (53) es de esas que bien podría ser una película. Conoció los bares y el circuito de tocatas under siendo guitarrista de un grupo cuando era un adolescente en Santiago de Chile a principios de los noventa. Luego integró La Pozze Latina, una de las bandas fundacionales de la cultura hip hop de Chile, para luego migrar y consolidar una carrera como artista multipropósito en Nueva York, donde tocó en el metro, en el mítico Webster Hall y también fue profe de arte en el Bronx.

Vildósola, que usa el nombre artístico de THEKOIWAY, ha trabajado con artistas como la rapera mexicana Niña Dios, el bajista de Korn, Ra Díaz, Mariel Mariel y colabora habitualmente con los reputados productores Rocky Gallo y Tom Waltz.

Conversamos con él a propósito del lanzamiento de “La Calle Quema”, una canción junto a Jamez Manuel y de que estuvo representando a Chile en el festival global Make Music Day celebrado en Nueva York.

En mi casa se escuchaba folclor y música latina. Mi mamá tocaba guitarra española y cantaba, entonces me crié con eso, aprendí “El rin del angelito” de Violeta Parra en guitarra a los 8 años. Mi papá no canta ni baila pero es fan de Inti Illimani, Quilapayún, y música de ese estilo, entonces recuerdo muchos viajes en auto escuchando eso”, recuerda.

“A los 11 me metí a clases en la Municipalidad de Ñuñoa. Me gustaban Los Prisioneros, Silvio Rodríguez, cosas así, lo pasaba muy bien tocando en las fiestas”, cuenta desde NY. “A los 12 me compraron mi primera guitarra eléctrica y a los 15 audicioné para una de mi primo, que se llamaba Pierrot. Ahí me quedé y empecé a conocer ese circuito de bandas under y los distintos bares de la ciudad. Estuve en esa banda hasta los 20”.

La Pozze Latina en 2003.

-¿Y cómo pasaste de ahí al rap?

-Fue un camino largo la verdad. Tenía un primo político, hijo de un amigo de mi papá, que era super metalero y él tenía un tío que vivía en Estados Unidos. Le mandaba mucha música grabada en vhs de Mtv. Él me empezó a mostrar música que en un principio me asustaba harto, porque en esa época, estamos hablando de los 80, se consideraba satánico. Te hablo de Ozzy, Judas Priest, Venom.

Después Metallica me voló la cabeza y de ahí a cosas que se podrían considerar como rap metal, Faith no More y Rage Against the Machine, cosas así. De ahí me gustó mucho el funk. Y entonces, de Parliament Funkadelic y George Clinton fue fácil pasar a NWA, porque sampleaban mucho Clinton. De ahí entré a Snoop, Nas, Das EFX y por ahí me fui metiendo al hip hop. Tenía 17 años.

-Cuéntame la historia de cómo te integras a La Pozze Latina

-Mientras estaba en Pierrot, en una tocata en la Rockola compartimos escenario con De Kiruza y La Pozze. Esa noche enganché con Hernán del Canto, me dijo que le gustaba mi estilo y nos fuimos de juerga toda la noche. Al día siguiente me ofreció ser parte de la Pozze. Armamos la banda entre integrantes de Pierrot y Bambú. Ensayamos un par de semanas y armamos un show muy energético, pegamos de una. Recuerdo tocatas extremadamente prendidas, a la gente le encantaba. Eso fue el año 1996.

-¿Hay alguna anécdota, o momento que te haya quedado marcado?

-Fueron casi 5 años, así que imaginate. Pero si hay algo que atesoro fue el proceso del disco “Desde el mundo de los espejos” (1999), es un disco que hizo con un gran presupuesto de BMG. Vino Colin Wolfe, que fue uno de los productores de The Chronic y que trabajó con NWA y con Madonna. Fue una clase maestra de producción, en el momento no lo podía creer. Las máquinas que tenía, los secuenciadores, eran cosas que acá no existían, era loquísimo para mi.

-En ese disco sale Chica Eléctrica.

-Exacto, bueno ese es otro hito que recuerdo bien. El momento de escuchar ese tema en el estudio cuando estaba terminado y saber que eso iba a ser un hit. Cuando salió en las radios estuvo en el número 1 en los ranking varias semanas. Giramos por todo Chile gracias a ese tema y fue un sueño hecho realidad, donde íbamos estaba repleto. Fue mucha energía, pasaron muchas cosas y yo era muy chico, fue una montaña rusa de adrenalina.

La vida de película de Víctor Vildósola, un ex La Pozze Latina representando en Nueva York.

-¿Cómo terminó tu historia ahí?

-Fue en esa misma época, en el clímax. Se desmoronó de un momento a otro, por desgaste, diferencias y necesidades distintas sobre todo de los MC. Los excesos también tuvieron que ver, la plata que entraba, etc, todo hizo que se anduvieran cruzando algunos cables. Fue una implosión y fue una pena porque había una proyección importante, pero por otro lado en esa época el mp3 empezó a ser muy popular y las disqueras cortaban artistas por todos lados, así que quién sabe qué hubiera pasado.

-¿Cuál es tu recuerdo en general de esa experiencia?

-Fue un tremendo honor, ahí pasé a la liga profesional, fue una experiencia de mucho aprendizaje. Trabajar con manager, roadie, sonidista, iluminador, hacer fechas grandes en teatros, girar. Me expuse a hacer otro tipo de conciertos y otra manera de hacer las cosas. Tengo muy lindos recuerdos, imagínate, tener recién 20 años y ser incluido en una banda pionera del hip hop en Chile, fue algo que me dio vuelta la cabeza, fui muy feliz.

De Chile a Nueva York con escala en MX

No existe la traducción literal para el dicho “long story, short”, que significa “historia larga, en corto”. Pero resumiendo, cuento corto, la escala mexicana entre Nueva York y Chile de Vildósola, fue así:

Después de salir de la Pozze, formó otra banda que se llamaba Tranki. Grabaron un disco pero no pasó mucho. Víctor renunció a su trabajo y se fue a México a certificarse en unos software de producción musical.

“Me fui con dos maletas, vendí todo y sin la intención de regresar. Mi idea era hacer carrera y hacer lo que tuviera que hacer, apenas pisé el DF me empezó a ir bien, creo que porque estaba abierto y receptivo a hacer cosas. Allá conocí a Mariel Mariel, con su pareja Andrés Landon. Ella quería hacer una banda y empezamos a tocar juntos. Después conocí a Niña Dios (rapera mexicana) y fui director musical de su proyecto. Giramos por Estados Unidos, tocamos en los Billllboard. La segunda vez que tocamos en Nueva York, sentí que la ciudad me llamaba y que me tenía que quedar. Vendí todo lo que tenía y me mudé para acá”, cuenta.

-¿Cómo fueron esos primeros años en Estados Unidos?

-En una fecha con Niña Dios compartimos escenario con Rebel Diaz, una banda de hijos de chilenos exiliados. Hicimos algunas fechas con ellos y con Ana Tijoux. Hubo mucha conexión, entonces les armé una banda. Fuimos a Grecia, Francia, Alemania. Con uno de sus cantantes teníamos un muy buen feeling y hicimos un grupo, Dirty Delorean. Fue bacán porque hicimos un disco financiado por kickstarter, el Ra Diaz que ahora toca en Korn grabó esos bajos y en el lanzamiento en Webster Hall. Tocamos en el metro, en la calle y fue una experiencia super linda, de mucho trabajo. En esa época fui profesor, teaching artist se dice acá. Hacíamos talleres de composición y producción en escuelas del Bronx.

-¿Cómo nace el proyecto THEKOIWAY?

-Después de todo lo que te conté tuve ganas de hacer algo propio, así nació.

-Tienen un video que ganó varios premios internacionalmente.

-Si, El Juego de la Vida, que tiene feats de Juan Sativo y Vanessa Valdez, fue seleccionado en festivales internacionales de videoclips en Austin, Tokio, Barcelona y Ciudad de México, y recibió Hector Noguera, que lo protagoniza, recibió el premio a Mejor Actuación en CityLab SAM 2025, en Santiago. Ese video lo dirigí y escribí.

-Cuéntame sobre el nuevo single, “La calle quema”, con Jamez Manuel.

-A James lo conocí el 2012 en México, compartimos harto en ese tiempo, uno de esos días vinimos a mi casa, le mostré algo de música y enganchó con un coro y un verso, eso quedó archivado. Un día del año pasado escarbando en mis discos duros, lo encontré. En diciembre del 2024 fui a Chile a pasar las fiestas, así que nos metimos al estudio a grabar las voces y a hacer, bien guerrilla, la mitad en NY y la otra en Santiago.

-¿La canción está producida por Rocky Gallo y Tom Waltz, como llegaste a ellos?

-Rocky es de lo mejores productores que he conocido. Ha trabajado con Norah Jones y Cigarettes After Sex, tiene un estudio muy bacán. Todo lo de KOIWAY se lo envío, porque es un genio con la bateria y todo. A Tom Waltz lo conocí cuando colaboré con una banda que se llamaba The Shift, él ha trabajado con Snoop y Public Enemy.

-¿Cómo ves la escena musical chilena, urbana y de hip hop?

-Está muy viva sin duda, hay muchas cosas pasando. Pero si tengo que ser honesto, el componente de la cultura narco y el fronteo vacío no lo soporto. Hay proyectos que encuentro bien malos, me da igual los números y los premios, las letras sin sustancia y sin espina para mí son pura paja.

Pero hay muchos que hacen la diferencia, Polimá creo que aporta una propuesta sólida, Pablo Chill-E igual. Me interesan las cosas con columna vertebral, me interesa la verdad. Otro que me gusta mucho es Drefquila, Como Asesinar a Felipes, que son más old school.

A ver que más, el disco nuevo de Jamez Manuel lo encuentro muy bueno, Akrilla me gusta mucho, Subverso es un veterano con mas de dos décadas de trayectoria, que es muy bueno.

-¿Cómo está el escenario actual en Estados unidos para un artista migrante?

-Hay una tensión en el aire, mucha incertidumbre y por supuesto que afecta mucho a quienes estamos trabajando en el arte. Es triste cuando no se entiende el valor real del aporte de la comunidad artística migrante, que no es solo musica y cultura. Son espacios, comunidad y un diálogo que sana y abre conversaciones. La política tiene que reconocer y proteger eso, porque uno viene a aportar y no a restar.

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