Arrancó de la dueña del boliche, pero ella lo busca

Doctor:

Estaba trabajando en el litoral central, repartiendo productos congelados y era bonita la pega porque la dejé de tanto sicosearme por culpa de una milonga.

Es la dueña de un boliche cerca del mar, cuarentona, buena por todos lados y con un marido más preocupado de los juegos de azar que de darle cuerdita al reloj.

De tanto ir a dejarle mercadería, nos tentamos y arriba de las cajas y sacos lo pasábamos chancho.

Todo rico, porque hasta plata pa'l bolsillo me tiraba. Hasta que una tarde me llamaron de un número privado y me dijeron: "Ya gozaste y robaste. Ahora vira, ql".

Me viré del litoral y estoy en la capital, pero la señora me viene a buscar y como no soy de fierro seguimos en las mismas. ¿Y si me llaman de nuevo?

Lalo
Ay, Lalín:

Menos mal que está de una pieza y vivito, compadre. La sacó barata en el primer episodio, ya que el astado, cornúpeta o venado, lo cachó y le avisó. Hizo caso y libró piola.

Pero el retorno a las pistas de la dama california lo puede dejar más que machucado y puede terminar en crimen pasional.

Mi consejo de viejo es que largue con viento fresco a la madurona, ya que el venado puede parar las astas o antenas y cacharlos de nuevo.

Mire que para el oficio de patas negras hay que ser medio paranoico y usted es relajadito, no es perseguido, onda agente secreto.

Dele la PLR a la viejuja y búsquese alguien menos riesgoso.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimentalsi las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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