Galán piscinero se tiró piquero con la profe del niño

Por entretener a mi cabro chico durante las vacaciones lo metí a clases de natación, sin saber que el que acabaría sumergido hasta las patas iba a ser yo.

Doctor Cariño:

Por entretener a mi cabro chico durante las vacaciones lo metí a clases de natación, sin saber que el que acabaría sumergido hasta las patas iba a ser yo. Apenas salió de clases, mi pirigüín quiso que lo llevara a una piscina que está cerca de la casa y resultó que justo la maestra era una verdadera sirena. No le miento. Apenas la vi a mí me creció el diente de tiburón, así que ocupé sicología y me la engrupí contándole que fui clavadista cuando joven.

Al final, ella cayó en mi red y me aguantó una salida, por supuesto sin que mi mujer supiera. Lamentablemente, la historia no tuvo un final de Disney, porque cuando la princesa me iba a mostrar su perla dorada me atacó un olor a mar digno de la caleta Chuck Norris. Ahora no sé cómo huir. ¿Cómo le doy el filo sin quedar como el orificio?

Roberto

Mi Neptuno de agua dulce:

No sé si usted es más vaca por tirarse a la piscina con la profesora de su hijo, imagino que al menos sacándose el anillo carcelero, o por darse el lujo de pelar los olores profundos de una inocente que cayó en su labia de viejo lobo de mar.

Lo que me da más lata es que esta patraña la desplegó a vista y paciencia de su regalón, que debe haberse pasado de frío mientras le ofrecía este mar y el otro a la maestra del piquero. Yo creo que hasta ahora ha tenido suerte de no naufragar porque el perla resultó ser delicado de nariz, pero no abuse de la buena fortuna. Y si le queda algo de decencia, termine con las clases y el coqueteo. Así, al menos, el nucazo a su mujer habrá quedado a nivel de fantasía. Y eso es lo menos malo.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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