Por manejar de noche vacunó a su pobre mujer

Tengo tres cabros chicos y la desesperación de estar sin pega me llevó a probar suerte en el Uber. Trabajo más de noche, porque son las mejores carreras, y en esta lucha contra los taxistas empecé a llevar día por medio a una mujer, que es un sueño.

Doctor Cariño:

Tengo tres cabros chicos y la desesperación de estar sin pega me llevó a probar suerte en el Uber. Trabajo más de noche, porque son las mejores carreras, y en esta lucha contra los taxistas empecé a llevar día por medio a una mujer, que es un sueño. A la semana me di cuenta que trabaja en un local nocturno y me atreví a meterle conversa.

Al final, de tanto ir el cántaro al agua acabamos conociéndonos. Ella me contó sus penas, yo las mía, y una noche en vez de volver a mi casa me quedé con mi pasajera. Creo que éramos dos almas en pena que Dios nos cruzó, y ahora nos amamos. El sexo, para qué le digo, es increíble. Y yo estoy dispuesto a todo, salvo por mis niños, que no tienen la culpa de la nueva oportunidad que me dio la vida. ¿Qué hago?

Moncho

Mi taxista de cuneta:

Muy Arjona su historia, mi amigo buche del alma. Si llora tanto por sus tres chanchitos, me imagino que también tiene una mujer que se desvela esperándolo en las madrugadas. Y a ella es la primera a la que le debería tener respeto.

No va a ser el primero ni el último que pretende sacar a una doncella de las profundidades de la noche y del amor con taxímetro, pero me parece muy canalla de su parte decir que poco menos esto le pasa por la cesantía. Es más, creo que no es más que un excusa barata para justificar una calentura de un bicho tan penca como usted, que después se va a arrepentir y volverá con la cola entre las piernas donde la esposa, que no tiene la culpa del marido rata que le tocó. 

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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