Se me acabó la paciencia y hace un mes mandé todo a la punta del cerro, no aguanté más basureo de parte de mi pareja.
Doctor Cariño:
Se me acabó la paciencia y hace un mes mandé todo a la punta del cerro, no aguanté más basureo de parte de mi pareja. Todos los días, durante tres años, me sacaba en cara mis defectos al más mínimo roce.
Yo, por mi parte, siempre caballero, nunca respondí enumerando la sarta de condoros que ella se mandaba. ¡Piola! Pero esa vez el nivel de las ofensas llegó a la cumbre: me dijo que en estos años yo no le había hecho ni cosquillas porque mi virilidad era muy pequeña. Ahí me salió el croata que llevo dentro y, sin decir más, cerré la puerta por fuera. ¿Tengo atados? En mi fuero interno, ninguno, pero esta señora no para de llamarme al celu y me pide en cada wazap que volvamos, que soy su macho, su rey y una sarta de cosas que no me entibian. El daño está hecho, a mí y mis 15 centímetros de orgullo.
Mirko
Mi Mirkito:
Primero que nada, le voy a reconocer que usted es un caballero, que debe ser candidato serio a la beatificación por su aguante ante la prepo de la dama.
Segundo, no le respondió con la misma moneda y se fue piolita a otro lado. Tercero, no se me eche a morir, ya que la media nacional del muñeco es de 13 a 15 centímetros, salvo que ella lo comparara con el aporte de la inmigración, donde ahí sí que perdemos por goleada.
Entonces, busque en su corazoncito si aún queda algo de pasión por ella y vuelva, pero bajo un nuevo trato: sin roterías, y si no le gusta chao. Ah, si viene el adiós final, cambie de número el Smartphone.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com
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