No soy la Lady D, pero me considero una polola aperrada, apañadora, fiel y con mucha paciencia. Pero caballero, ya no doy más. Con mi príncipe, que es bien asopadito en realidad, llevamos pololeando casi diez años.
Doctor Cariño:
No soy la Lady D, pero me considero una polola aperrada, apañadora, fiel y con mucha paciencia. Pero caballero, ya no doy más. Con mi príncipe, que es bien asopadito en realidad, llevamos pololeando casi diez años. Y ahora, que ya pasamos los 30, quiero que vivamos solos.
Pero el ganso es quedado y pollerudo. En realidad, es harto mamón y me tiene cuenteada con que a fin de año nos arrendaremos un depa, pero es como el cuento del lobo y ya no le creo nada. No sé si no está seguro de lo nuestro, o le de paja o, sencillamente, prefiere a su mamita antes que a mí. Y con esa actitud se me está secando la plantita, usted me entiende. ¿Qué hago? ¿Cómo lo motivo? Ayúdeme, por fa.
Leticia
Mi soberana:
Le creo todo, mi reina. Y no necesita tener una corona como la pobre Lady D para ser la soberana, pero de la pavas, eso sí. Es que para que las relaciones funcionen, no sólo en el ring del amor, se necesita que ambos pongan de su parte. Y, por lo que me cuenta, a su príncipe de los gallinas le gusta harto la del asno.
Yo que usted le pongo la corriente por última vez, y si no la apaña váyase a vivir sola o con una amiga o con quien sea, total con los tiempos modernos hay hartos sistemas de depas compartidos. A ver si le va a gustar al niñito de su mamá, cuando se dé cuenta que usted es dueña de la palanca de cambios y, por amermelado, puede terminar perdiendo pan y pedazo. Cruce el río. Lo peor que le puede pasar es que se moje.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com
