Sufre por su paso de galán de las pampas a hombre fiel

Me dieron los turururus y largué todo de una buena vez por mi esposa, aunque ahora estoy con síntomas de deprivación. Pasa que estuve en una relación de tres años con dos diosas, ambas casadas, pero muy liberales.

Doctor Cariño:

Me dieron los turururus y largué todo de una buena vez por mi esposa, aunque ahora estoy con síntomas de deprivación. Pasa que estuve en una relación de tres años con dos diosas, ambas casadas, pero muy liberales.

Pasó que las dos señoras se dieron cuenta de que jugaba con ellas, se ubicaron, conversaron y planificaron en mi contra. Me empezaron a molestar por cosas mínimas, se pusieron caprichosas y me hicieron la vida imposible fuera del catre.

Al final, después de tantas escenas de celos, de recriminaciones y demases, estallé y les puse punto final a las dos. Me dediqué a mi esposa y aquí estoy. Me enteré que ya me buscaron reemplazantes y siguen cacheteándose felices. Y yo, acostumbrado a la alta competencia, siento que me falta cancha por recorrer. ¿Qué hago? ¿Me pongo de rodillas y pido volver con una de ellas?

Ignacio

Nachito:

Se me hace que usted es un pobre gil que sólo se dedica a los trabajos manuales y sueña que tiene esposa y dos amantes. Pero la carta está y cumplo con el soberano deber de darle curso, porque es mi servicio.

Creo que debe perseverar, o sea, parar la cuestión y acostumbrarse a la vida de hombre común y corriente. Esto significa cuidar a su mujer, mimarla y, sobre todo, serle fiel. Eso que usted en su carta dice haberse pasado por cualquier parte de la humanidad.

No vuelva a recaer y menos arrastrarse ante una de las vampiras y gorreras, porque además no lo han llamado y estimo que los suplentes deben hacer mejor la pega que usted. Siga fiel.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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