Tata teme que lo encierren por su nuevo amor

No me considero un viejo arruinado, pero mis hijos me hacen sentir que ya no sirvo para nada. Todos tienen más de cuarenta, sus vidas hechas, y yo soy muy feliz por ellos y mis nietos.

Doctor Cariño:

No me considero un viejo arruinado, pero mis hijos me hacen sentir que ya no sirvo para nada. Todos tienen más de cuarenta, sus vidas hechas, y yo soy muy feliz por ellos y mis nietos. Pero mis cabros no entienden que desde que partió mi viejita los días se me hacen eternos y necesito compañía.

Así fue como encontré a mi Susan. Ella es haitiana y un día mientras caminaba en la plaza nos metimos conversa. Llegó a Chile hace un año, tiene dos niñitos y de a poco nos convertimos en los mejores amigos. A mi edad ya no busco sexo, así que siento que ella se ha convertido en mi compañera de vida. Yo la quiero y pienso llevarla a mi casa, pero mis hijos me dijeron que si lo hacía me iban a declarar loco y a internarme. Ayuda caballero, la verdad es que desconozco a mis muchachos.

Gualberto

Don Gualba:

No me dijo su edad, pero presiento que estamos hablando de un viejo lobo de mar, que ya navegó por los siete mares y le clavó el arpón a cuanta sirena le movió la cola.

Y sabe qué, mi querido caballero, no tiene que darle explicaciones a nadie sobre lo que pretende hacer con su vida, menos a sus hijos, que no alegaron cuando usted los llenó de cariño y todo lo que necesitaron, y ahora lo miran como un mueble viejo. Qué se creen los barzas.

Haga lo que su corazón le dice con la haitiana, que por algo la encontró en esa plaza donde necesitaba matar la soledad. Y no tenga miedo, porque yo lo leo de lo más serio y en sus cabales, y ellos deben sentir pavor por la herencia, que no se la merecen. 

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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