Ventanita Sentimental

Querido Doctor:

Soy una lola de tiernos y agitados 20 añitos. Mi vida sentimental es complicada de explicar, pero comenzaré por decirle que hace un tiempo estuve profundamente enamorada de un perico que no valía la pena, ya que me utilizaba sólo para el ring de cuatro perillas, mientras yo le entregaba mi amor virginal e incondicional.

Para olvidar a aquel hombre que me tuvo al borde de la locura, un día decidí salir a mover el esqueleto con mis amiguis del alma. Esa noche conocí a un lolo que me revolucionó hasta la última hormona. Bailando al ritmo del perreo se nos pasó la noche. Intercambiamos números telefónicos y quedamos en que esa noche no sería la última y terminaríamos lo que habíamos empezado. Pasados los días nos juntamos y nos fuimos al 5 letras (motel). Me cautivó de inmediato. Me dijo que era soltero sin compromiso, a punto de egresar de su carrera, deportista, con buena pinta, en fin, todo lo que espera una mujer a esta edad. A los cuatro meses de relación nos juntamos una noche. Lo noté extraño, serio y preocupado. Le pregunté qué pasaba. Para mi sorpresa y desilusión, me confesó que sería padre y que tenía una relación de ocho años con otra mujer.

Decidí terminar el pololeo en ese momento. Le dije todo lo que pensaba de él, sus defectos y virtudes, y que no quería sufrir más por amor. A pesar de que esa noche finiquitamos todo, nunca perdimos el contacto. Nos llamábamos a diario, hasta que un día no pude controlar mi pasión y mis sentimientos y decidí juntarme con él. Esa noche fue de locura. Me confesó que la noticia de que sería papá era sólo un susto entre su polola y él. Para mí fue un alivio, pero él y su polola no terminaron, ya que me confesó que no podía dejar aquella relación de tantos años pues la costumbre era más fuerte. Dice que no me quiere dejar porque me tiene cariño y me lo demuestra con ternura, pasión y preocupación.

Ahora estoy confundida y no sé qué hacer. Hasta hoy nos seguimos viendo y él me pide que no esté con otros hombres, ya que yo soy suya... Yo tampoco puedo estar con otro que no sea él. Sé que mi dignidad vale mucho, pero cuando estoy con él todo se me olvida. ¿Qué hago, doctor?

VEINTEAÑERA

Mijita:

Tiene alma de geisha. Habla de un pololo que le daba como si el mundo se fuera acabar, dejaban llenas de várices las patas de camuchas en los golpeaderos e hizo el loco con su "amor virginal" porque igual el malagradecido escapó.

Ahora encontró un gallo que es como tonto para pisar y la deja hablando puras leseras, saliendo con la empanadita de que existe una pareja de ocho años.

¿Qué hizo usted? Lloriqueó, pero siguió haciéndole el favor al caradura, que advirtió que continuaría con la decana. Después de un rompimiento que duró cinco minutos, prosiguió el cacheteo, lo que encuentro increíble. Usted no se respeta, linda, al aceptar ser la segundona. ¿Dónde está la dignidad, ah? Corto porque me dio rabia.

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