Ventanita Sentimental

Hola, Doctor:

Para empezar le diré que soy una mujer cercana a los 30 que pololea con un hombre 12 años mayor. El asunto es que cuando lo conocí, él hace rato que estaba separado y andaba con una niña bastante menor, cosa que no me alteraba la psiquis. El asunto es que esta tipa es obsesiva a rabiar, con decirle que todavía lo persigue.

Resulta que mi pierna peluda se cambió de casa hace más o menos un mes. Él no la pesca porque la encuentra una cabra loca (lo que sería lo de menos). Por un asunto de permiso laboral no pude ayudarlo a cambiarse (pedí permiso en el trabajo y me lo negaron) y el caso es que el día que lo hizo ella lo ayudó a embalar sus cosas y también a ordenar su casa actual. Al otro día me invitó y me contó que ella lo había ayudado, lo que de alguna manera me molestó, ya que él me jura que no la quiere ver más.

Ella lo llama y le dice que salgan y que lo echa de menos, pero él le responde que no, porque las cosas han cambiado, y le pide que le devuelva los CD de música que le prestó. El asunto es que él no le ha dicho que estamos juntos y esa situación me complica. Lo hemos hablado y me dice que todo a su tiempo...

Yo lo quiero caleta y trato de no pasarme películas, pero esta situación no me gusta. Doc, déme uno de sus consejos acertados.

COMPLICADA

Mi perra:

Creo que su galán cuarentón se las trae y tira de chincol a jote.

En las lides amorosas no hay enemigo(a) chico, así que no puede confiarse de su pareja que, se nota, gusta jugar por partida doble. Debe creerse la raja porque hay dos mujeres, una treintona y la otra posiblemente menor, que disputan sus peludos y cabezones encantos.

Su rival se esfuerza en levantarle al galán, como prueba el hecho de que lo ayudó a mudarse de casa y, tan cooperadora ella, también ordenó el nuevo hogar, ubicando los muebles correspondientes.

Soy muy mal pensado y apostaría que el tipo agradeció su aporte estrenando con ella el nidito. Específicamente, hablo de la cama de dos plazas.

Tenga una seria conversación con los calzones puestos, mire que el tipo se siente a sus anchas por el par de odaliscas que se pelean sus atributos masculinos.

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