La Firme con Monserrat Álvarez: “Tengo 56 y recién siento que soy buena en la pega que estoy”

Entrevista en profundidad a Monserrat Álvarez tras su arribo de CHV a TVN. 

Foto: Andres Perez
Entrevista en profundidad a Monserrat Álvarez tras su arribo de CHV a TVN. Foto: Andres Perez

Ha tenido un auspicioso regreso a TVN tras 15 años, a cargo del matinal y de un noticiero. La periodista repasa fragmentos de su vida y obra, reflexiona sobre su historia personal, etapas en la tele, presente de Chile, habla sin tapujos sobre menopausia e incluso sincera su presente sentimental: “Soltera otra vez”, revela.

—¡Me tengo que ir a prensa! —advierte sorprendida María Monserrat Álvarez Figueroa (56) tras revisar la hora en su celular—. ¡Me tengo que ir al noticiero!

Tras terminar de conducir en el arranque de su segunda semana a cargo del Buenos días a Todos (TVN) junto a Eduardo Fuentes, la periodista se tomó algunas fotos y conversó con La Cuarta durante una hora en esta nueva etapa que comienza. El arranque matutino es prometedor ya que, en sus dos primeras semanas al aire, el matinal ha crecido un 15% en sintonía en comparación al mismo periodo del año pasado.

“Tengo que ir a ver la pauta”, argumenta Monserrat, que se despide y se levanta para echar carrera por el patio para arrancar con su otra labor; quedó a cargo del noticiero 24 Horas al Día, por lo que también ha regresado al ruedo netamente informativo, algo que hace rato tenía ganas de retomar y no había podido en CHV.

Según dicta su cábala, como buen lunes, Monse está vestida de blanco. Anda con zapatillas, evita los tacos —sobre todo si son muy altos— luego de que a mediados del 2024 le diagnosticaron una incipiente artrosis en las rodillas lo que, en su momento, para ella significó un verdadero “funeral de Estado”, según contó recientemente a la prensa. Sin embargo, ese duelo pareciera haber quedado atrás, y luce sonriente, tira la talla y habla con ganas, algo que no siempre lo permiten las labores matutinas porque, por ejemplo, ya en sus primeros días tuvo un tenso intercambio con el alcalde Sebastián Sichel, luego de su singular anunció de “Estado de emergencia comunal”.

Ahora, más relajada, en entrevista con La Firme, Monse se refiere a lo que ha sido su regreso a TVN tras quince años. Pero además, la conductora repasa su vida y obra: una infancia marcada por la densidad intelectual de sus padres; sus problemas de visión que, de alguna manera —según explica—, terminaron convirtiéndose en el germen de su vocación periodística; el antes y después de la muerte de su hermano mayor; su paso por el Contigo en la mañana, en buena parte junto a Julio César Rodríguez; su faceta como divulgadora sobre la menstruación con su emprendimiento So Wise y su libro Sin Bochornos; analiza el presente de la contingencia chilensis; revela el fin de su relación con el escultor Carlos Fernández; entre otros tópicos de interés.

Eso y más, a continuación…

LA FIRME CON MONSE ÁLVAREZ

Nací y viví once meses en Los Ángeles, California, pero no me acuerdo, jajaja, no me acuerdo de mi parto… Mi primer recuerdo de mi infancia... Uno se confunde entre los recuerdos que le cuentan y los que realmente tiene. Este es muy bonito, que yo no lo recuerdo, pero lo cuento: Tenía muchas dificultades visuales; no veía nada, de hecho, y mi mamá me cuenta que, al año —todavía no caminaba—, me pusieron anteojos, y cuando fuimos a la óptica a buscarlos, me los instalaron y yo puse una cara de sorpresa. Tenía una parka con elefantes y empecé a tocar los elefantitos. Después salí y comencé a tocar los autos. Fue entonces cuando mi mamá se dio cuenta de que, antes de eso, yo no veía nada. Descubrí el mundo.

Mi mamá es filósofa y mi papá era abogado y sociólogo. Eso me marcó, pucha harto. Soy de una familia —y también con mis hijos— que nos gusta hablar de temas (importantes), estamos hablando de inteligencia artificial y de Elon Musk. Mi mamá todavía me habla mucho de lo que está pasando y de política; igual ella tiene 92 años, pero está súper informada y bien de salud. En mi casa, éramos hartos hermanos y con papás muy vinculados a lo que pasaba. Todos nosotros con mucha opinión, entonces vengo de una tradición familiar donde la conversación no solo es de “¿como te fue en el día?”, sino de los temas del mundo. Es algo muy presente.

Monserrat Alvarez
Monserrat vivió en un hogar muy intelectual e inculcó la conversación en sus hijos. Foto: Andres Perez

Cuando chica no lo pasaba tan bien, empecé con psicólogo y le tenía miedo a la muerte, jajaja. Creo que el psicólogo en mi vida es como una constante. Hace tiempo que no voy, pero, en el fondo, es algo muy de ida y vuelta. De chica tenía hartas angustias, y en ese entonces, que tuvieras doce años y fueras al psicólogo, era muy raro. Hoy uno ve que a los 12 años a los niños los mandan al psicólogo por trastorno de déficit atencional o por cualquier otro tipo de cosa. Ahora me doy cuenta de que, en ese minuto, yo era un bicho raro; eran muy pocas las niñas que iban al psicólogo. De hecho, cuando mi mamá me lo propuso —y fue súper impulsora en eso—, me dijo: “Mira, aquí se pueden tomar dos caminos frente a tu angustia y a las cosas anímicas que tienes: uno más largo o uno más corto, donde te pueden ayudar; entonces, hagamos el más corto”.

Fue el comienzo de una vida en la que he estado mucho en la introspección, en conocer los propios mecanismos y patrones. Pero también, de más grande, creo que hay otras vías para bajar la ansiedad y liberarse, porque siento que somos una generación que entendió que todo tenía que ser resuelto con la cabeza y, hoy, nos estamos abriendo a que hay un montón de cosas que la cabeza no resuelve. Finalmente, la vida muchas veces se resuelve más viviéndola que pensándola: vivir, hacer deporte, meditar para algunos, o simplemente olvidarse, muchas veces baja la intensidad de los problemas y la angustia, y no necesariamente el pensar.

Muchas veces conocer el nombre de tus problemas te ayuda y es súper fundamental, pero eso no provoca los cambios. Muchas veces los cambios se provocan viviendo, evadiendo o haciendo otras cosas. Ese es un “aprendizaje” constante que tengo, porque mi tendencia es a ser cabezona, racional y no dejar que las cosas transcurran, se vayan y vuelvan. Así pasa ahora con el deporte, que se ha descubierto que es muy antidepresivo. Eso en mi generación no existió, pero el deporte hace lo mismo que tomar un antidepresivo: generar un tipo de química que te libera del bajo ánimo.

Monserrat Alvarez
"Yo era un bicho raro; eran muy pocas las niñas que iban al psicólogo", recordó su infancia Monserrat Álvarez. Foto: Andres Perez.

Cuando chica usaba anteojos y un parche, y tenía problemas para captar las profundidades, todavía; a tomar una taza ya estoy más acostumbrada, pero yo, que soy media psicoanalítica, creo que esas cosas marcan un poco tu visión del mundo. Cuando creces con dificultades para captar las profundidades, puede ser que eso me pase también metafóricamente a veces: siempre sospecho de lo que veo y eso me hace ser periodista. Soy súper preguntona, (necesito) saber si lo que yo veo es verdad. Para mí, la pega en qué trabajo, lo que quise estudiar y lo que quise hacer, se vincula un poco a eso, al desconfiar un poco de mi propia percepción. Por eso pregunto, por eso quiero ver, por eso quiero profundizar, por eso mismo.

Era gordita, me costaba ver, y en la adolescencia eso cambió, porque mi mamá se preocupó de que usara lentes de contacto. No dejé de sentirme como “la niña gordita con lentes” durante mucho tiempo... Yo creo que uno se siente un poco así siempre. Ahora tengo 56 años y recién siento que soy buena en la pega en la que estoy, que no estoy ahí por casualidad o que no me van a descubrir, y como que siempre hay algo de eso (¿síndrome del impostor?). Pero ahora lo valoro. Siento que, de haber sido una niña demasiado segura de sí misma o demasiado autoafirmada, quizás no sería la persona que soy: súper sensible, hipersensible, exageradamente sensible a veces. Y es un arma de doble filo; es causa, quizás, de angustia o de conflicto, pero también me hace ser empática... No es mi caso, porque no soy artista, pero los artistas que lo han pasado mal tienen una profundidad distinta a alguien que simplemente disfruta pintar y que lo ha pasado increíble toda su vida. Siento que, en ese sentido, el sufrimiento te da una profundidad en la forma de ver las cosas.

Tuve 17 pololos (en mi juventud), JAJAJA. ¿Qué entiendo por “pololo”? Eso no te lo puedo contar, jajaja. Queda en la imaginación del lector.

Monserrat Alvarez
"Siempre sospecho de lo que veo y eso me hace ser periodista", reflexionó Monserrat al comparar sus problemas de visión con su vida actual. Foto: Andres Perez

Siempre me preguntaba qué pensaría mi fallecido hermano mayor, Sebastián, frente a ciertos temas… ¿Qué pensaría de mí? Creo que él sería súper fan mío. Pertenezco a un mundo y a una familia que no ve tele, entonces tengo muy poco feedback de una mamá y de un hermano… Mi mamá es súper intelectual; no soy de esa gente de televisión cuya mamá la ve todo el día, ni mis amigas tampoco. El trabajo que hago, en ese sentido, no está tan validado con feedback, porque ni siquiera veo necesariamente el matinal. Pero siempre he sentido que mi hermano, que era más copuchentero, lo habría visto más y dado más (su opinión). Siento que habría sido así. De hecho, cuando empecé a trabajar en tele, mi papá y mi hermano —los dos fallecidos—eran los que más me veían en los programas y me decían: “Ay, mi hijita, qué linda se ve”. A mi papá lo único que le preocupaba era si me veía bien o no; y mi mamá, como es más intelectual, si el entrevistado era interesante. Son feedbacks muy distintos.

Tener a mi primer hijo, Domingo, me sirvió mucho para sobrellevar el duelo por la muerte de mi hermano: la vida y la muerte, es muy power sentir la muerte y después la vida que explota. Vas entendiendo que, así como hay dolor, hay felicidad; así como hay muerte, hay vida, porque uno se puede quedar sumido en la muerte, y la vida se muestra también como algo que surge . Creo que ayuda mucho al consuelo.

Monserrat Alvarez
A pesar de ser una figura pública, Monserrat Álvarez confiesa no recibir mucho feedback de sus cercanos. Foto: Andres Perez

El tiempo es muy fuerte, y es muy angustiante muchas veces que así lo sea, porque cuando tú estás sufriendo está la frase: “Lo único que uno quiere es que pase el tiempo rápido”, porque uno sabe que el tiempo es el único remedio cuando el dolor es demasiado grande y punzante. Son dolores que pasaron hace mucho, han ocurrido muchas cosas, ha habido nuevos dolores y alegrías. Aunque suene como la solución simplista, finalmente el tiempo es lo único que te hace sentir menos lacerante un dolor. Obviamente que en mi caso, la muerte de un hermano y el nacimiento de un hijo fue una “vía mucho más rápida” de sanar. Pero durante mucho, mucho tiempo no podía ni hablar de la muerte de mi hermano. Ahora pasa también que soy más adulta y ya han pasado muchas cosas. Es bonito porque siempre sigue siendo mi hermano mayor, y siempre tiene 30 años, pero sigue siendo una figura del hermano mayor.

¿Qué fue nuestra tradición de ir disfrazados al aeropuerto a recibirse entre familiares?... No sé, creo que mi hermano la otra vez fue disfrazado y todo. Hay algunos indicios, no me acuerdo bien; pero yo no quiero ir más disfrazada porque me da vergüenza, por ningún motivo.

Monserrat Alvarez
El hermano mayor de Monserrat Álvarez, Sebastián, falleció a los 30 años en un accidente en Nueva York. Foto: Andres Perez

La televisión es difícil en el sentido de que estás todos los días en una función de teatro y sabes que hay un público, que son miles de personas y que, más allá del rating, se cierra el telón, no hay aplausos, que es lo que podría sentir un actor. Pero uno se siente un poco parecido. Expuesta: ¿Salió bien o no salió bien? ¿Lo hice bien o mal? Pero sales con una sensación (de inseguridad)... Son cosas que estoy pensando ahora. Como que uno sale con una adrenalina que hay que saber manejar para no andar con la ansiedad de la persona de televisión que te dice: “¿Cómo lo viste?”. Es difícil no caer en esa ansiedad de hacer un trabajo que es tan para otros. Me imagino que el rockero, después de una función, necesita que le digan: “Oye, tocaste bien” o “tocaste mal”. Los que hacemos trabajos públicos lo necesitamos, pero la gente no puede estar todo el día diciéndote cómo lo hiciste. Hay que aprender que este es un trabajo normal y que no tienes que estar todo el rato esperando las repercusiones de tu trabajo; si te lo comentan un día, bien; y si no te lo comentan, también está bien.

Hay que tratar de desacostumbrarse a que siempre tu trabajo sea comentado… puede transcurrir nomás. Estás tan expuesto que uno necesita que te lo comenten, y es el aprendizaje que estoy teniendo ahora: “Oye, el público está al otro lado, alguien te lo comentará algún día, pero no seas esclava de eso”. ¿Me siento esclava de eso? Creo que siempre las personas que hacen trabajo público, los conductores de televisión, están así porque es la naturaleza del trabajo… Es un poco enredado lo que te digo, pero es una reflexión en curso… Más que ego es feedback. Es decir, me interesa más que alguien me diga: “Oye, no me gustó eso que hiciste”. Uno todo el rato necesita feedback y también es muy agotador para el resto andar dándote feedback todo el día, entonces pienso: “Tranquilízate Monserrat, haz la pega tranquila y a veces tendrás feedback, a veces no”.

Monserrat Alvarez
"Hay que tratar de desacostumbrarse a que siempre tu trabajo sea comentado", opinó Monserrat sobre su oficio. Foto: Andres Perez.

Una vez llegué arriba de la pelota a Estado Nacional (contó en Pero con respeto), con pocas horas de sueño tras una noche de copas… Cuando era conductora de noticiero, que era más temprano todavía, podía salir más que ahora porque era más joven y era más corto (el programa); si no estaba tan clever, rápida y todo, duraba una hora y media nomás. Pero ahora no me puedo dar la licencia de tener sueño o cansancio durante cinco horas. Esa cuestión hace ene la diferencia para mí, más allá de levantarse temprano o no, porque siempre te levantas temprano. Es como: tengo que estar cinco horas bien. Por eso me cuido. Me cuido dentro de lo posible.

Aprendí caleta de JC Rodríguez, porque es una persona que tiene un oficio televisivo increíble, aprendí muchas cosas sobre manejar los ritmos de la televisión, cuando estás guateando para levantarte con algo, con polémica o de cualquier tipo; es increíble y lo aprendí harto de él. Estar atenta a los ritmos, que la televisión no puede ser monotonal, sino que hay que darle alto y bajo. Eso me da una gran aprendizaje que saqué del gran oficio y ojo televisivo que tiene.

Monserrat Alvarez
Monserrat Álvarez aprendió mucho trabajando con Julio César Rodriguez en Chilevisión. Foto: Andres Perez.

Con JC Rodríguez tuvimos nuestros encontrones. El programa es tan de opinar que obviamente en un montón de cosas opinábamos distinto, y una discusión que pudiste tener con un amigo en el living de tu casa, nosotros la teníamos en el set de televisión. Teníamos una discusión, pero sabiendo que era parte de lo bueno del programa, que no era pauteado, en el sentido bueno: un intercambio de ideas que salían en el momento. Nada de eso estaba preparado. Creo que fue bueno. Más allá de discusiones puntuales, le dio mucha credibilidad y mucha de su identidad, que éramos dos personas que no pensaban igual en todas las cosas. Que el mismo debate se diera entre los conductores creo que fue bien inédito para la tele, donde siempre se busca que los conductores sean una dupla perfecta, coordinen y todo. Nosotros aquí éramos dos personas con personalidad, que podíamos estar en discrepancia en algunos temas; pero los dos remamos siempre para el mismo lado, el del programa. Pero éramos dos personas pensantes y, muchas veces, cada uno con su opinión.

Lideramos cinco años el rating con Contigo en la mañana y Sergio Riesenberg me había recomendaba que no me fuera a TVN por los vaivenes políticos del directorio (a través del programa Todo va a estar bien)… Llevaba seis años en Chilevisión y tenía ganas de revitalizarme y reenergizarme. Como decía, quería trabajar menos, pero apareció esta oferta de TVN, de trabajar más; pero me hacía también ilusión volver a TVN. Me hacía ilusión todo lo de la televisión pública y los temas editoriales que tiene. Me vino una cosa y dije: “Ya, se me está dando una oportunidad inesperada; la tomo y vuelvo a un canal que me parece”. Me siento súper contenta acá. Se fue juntando todo: ganas de cambiar y una súper buena oferta en un lugar que me parece agradable. Ahí fue el cambio.

Monserrat Alvarez
Después de 15 años, Monserrat Álvarez decidió volver a TVN. Foto: Andres Perez.

Uy, ha sido tan bonito reencontrarme con TVN, demasiado. No me imaginé que había tanta gente con la que yo había trabajado antes. Han pasado 15 años y un montón de cosas en el propio TVN, pero la verdad es que ha sido impresionante encontrarme con la gente, de cocina, cámara y técnicos; muy buena onda. Es un espacio que conozco demasiado bien, sé dónde están las cosas. Ha sido realmente muy bonito estar aquí.

¿Es muy rígida la jerarquía en TVN? Trabajo hace 30 años en la tele, y en el fondo, creo que las culturas empresariales han cambiado mucho, pero creo que en general todas. He visto el cambio cultural que se ha dado en la empresa respecto a que cada vez la horizontalidad es más importante; pero no es una comparación TVN antes y después. Al menos yo no sentí nunca que TVN antes fuera tan jerárquico.

Tenía ganas de parar un poco el ritmo (opinante del matinal), y tenía ganas de volver a prensa. Finalmente, el ritmo no lo pude bajar, porque, de alguna manera, está más intenso que antes, porque hago tres horas de matinal y dos horas de prensa, con un ratito entre medio. Entonces, horas al aire tengo las mismas, en dos versiones, lo que es mentalmente bueno. No estoy cinco horas en la versión conversación, opinión y etcétera, sino que también en una más informativa. Ha sido súper rico, y es parte de lo que andaba buscando. Obviamente está la mezcla: los matinales son de “doble filo”, porque son súper exigentes, te exigen improvisar, opinar e interpelar. Cuando uno hace un debate en la prensa, lo preparas; tiene otro ritmo. Acá es una especie de “conversación” y opinión permanente, entonces es más peligroso y riesgoso, y es más emocionalmente demandante; te sientes más frágil a veces. Prensa, en ese sentido, puede ser más protegido.

Monserrat Alvarez
"Ha sido súper rico, y es parte de lo que andaba buscando", expresó Monserrat sobre su regreso al canal. Foto: Andres Perez

Sobre el cambio de compañero, de JC Rodríguez a Eduardo Fuentes, encuentro entretenido trabajar con otra persona, conocerla y aprender de esa otra persona. Con Eduardo no nos conocemos tanto, es entretenido ir conociendo cuál es su humor y su manera de ser. Es como un futuro que se abre…

Con este Buenos días a todos desde las 8 a las 11 AM, creo que finalmente la opción programática del canal ha sido justamente este matinal más corto, que es más ciudadano e informativo; y después en las horas de entretención (El Medio Día) toman los otros temas. Nosotros somos un material más ciudadano. No implica que no echemos una talla y nos ríamos de cosas y todo, pero quizás tratarlo como tema-tema (la polémica farandulera de Raquel Argandoña y sus hijos, Kel y Nano) no en nuestro espacio.

El matinal sirve para tener una dosis de realidad… A mí me dicen que dicen como: “Tú estás encerrada en el estudio, no sabés lo que pasa en Chile”. La gracia que tiene el matinal es que es muy real, que vas a la calle y con eso es lo que te encuentras. Claro, no estoy en la calle porque estoy en una pantalla, pero es una forma de ir metiéndose en los problemas de la gente; porque es una vocación súper importante del matinal.

Monserrat Alvarez
"Encuentro entretenido trabajar con otra persona, conocerla y aprender de esa otra persona", dijo Monserrat sobre su nuevo compañero del matinal, Eduardo Fuentes. Foto: Andres Perez

Veo harta diferencia desde que partí en el matinal de Chilevisión, que era misceláneo. Hablábamos de —nunca se me olvidará—… de una ranita que tenía una droga, y había un testimonio de una niña que lo usaba como terapia; y (el panel) hablaba de farándula, hasta que llegó el estallido y el matinal se alargó, comenzando a ser de actualidad, solamente Julio y yo. Pero antes de eso no; las circunstancias determinan mucho los problemas también. Porque antes del estallido y toda la cuestión, el programa era mucho más misceláneo. Después, se extendió y pasó a ser un programa de actualidad. La televisión es muy flexible según los contextos. Esta fórmula de ahora puede estar resultando, pero, de repente, si la gente realmente no quiere saber de actualidad, bueno, hay que reformarlo.

Siento que efectivamente Chile ha cambiado. Siento muchas veces una nostalgia por ese Chile con más chilenos, ese Chile más seguro y sin miedo. Eso, a estas alturas, lo encuentro un lujo. Pero también siento que hay una moda de odiar Chile, y me carga eso. Siento que hay un montón de cosas buenísimas de este país que funcionan súper bien. Quiero salir del discurso de ese grupo de gente que odia Chile.

Me sirvió estar dos meses fuera del matinal (entre salida de CHV y arribo a TVN) porque no leí diarios ni vi revistas. Y encontré que, si no te meten siempre el portonazo y toda la cuestión, puedes pensar que Chile está mejor. Quiero pensar —no sé si es verdad o no — que Chile está mejor. De todas maneras ahí hay una responsabilidad de los medios, porque la televisión siempre quiere “captar a la audiencia”. A la audiencia, por alguna razón, le gustan las cosas más bombásticas. Pero Televisión Nacional en ese sentido es un agrado, porque tiene que tener programación comercial de todas maneras, pero no necesariamente; en los años malos hay ayuda del Estado. Pero también hay ciertos límites al contenido. Me parece súper bien. Me ha hecho sentir súper cómoda.

Monserrat Alvarez
"Siento que hay una moda de odiar Chile, y me carga eso", opinó Monserrat sobre la actualidad del país. Foto: Andres Perez

He tenido varios cruces en matinales que se han viralizado, como con Daniel Jadue, Rodolfo Carter y hace poco con el alcalde Sebastián Sichel. Obviamente que el con Jadue fue el primer “gran encontrón” que tuve, y fue marcador, porque lo sentí bastante machista. Cuando yo le estaba preguntando algo duramente, me dijo: “Pero no se ponga tensa, ¿por qué estás tan tensa?”, y lo encontré súper descalificador respecto a mi pregunta; era una apreciación personal respecto a mi persona cuando yo le estaba preguntando algo. Si no le gustó mi tono, legítimo; pero me acuerdo que fue como de las cosas complejas dentro de la situación.

Hace poco tuve este pequeño encontrón en que Sichel (alcalde), porque había dicho lo del “Estado de emergencia comunal”... Siempre dicen “no, yo no lo dije”. “Usted lo dijo: ‘Estado de emergencia comunal’”, y le respondí que eso institucionalmente no existe.

Monserrat Alvarez
En su primera semana en Buenos día a todos, Monserrat Álvarez tuvo un "encontrón" con Sebastián Sichel, alcalde de Ñuñoa. Foto: Andres Perez.

Creo que la lucha de las mujeres, y en algún momento lo exterioricé (el trato diferente de algunos entrevistados a los conductores, por aquel entonces, con JC Rodríguez). Pero también creo que es algo que se ha ido instalando culturalmente respecto al rol y trato a la mujer. Lo he notado como entrevistadora y es un cambio súper positivo. Es decir, de verdad hoy hay un cuidado al respecto. No está el camino listo, no está entregada la carretera, pero sí ha habido un cambio o, por lo menos, una conciencia de que está tan metido culturalmente que hay que trabajarlo. En el caso de los hombres, de poquito a poquito se ha ido internalizando; no está logrado del todo, pero está mejorando.

En pocos años he sentido que hay un cambio, heavy (sobre machismo en TV). El primer cambio es el derecho que uno tiene a decir: “¿Sabes qué? Creo que aquí hay un trato diferenciado hombre-mujer (como que el entrevistado sólo se dirija al conductor varón)”, o “creo que la forma en que usted se está refiriendo básicamente se basa en su machismo intrínseco y que viene de una educación”. Esas cosas que antes no podías decir y, si ahora las dices, son aceptadas.

¿Me veo por harto tiempo en el horario matinal?... Pucha, uno nunca sabe. Obviamente, el horario es bien desgastador, pero llevo ene de tiempo. Jamás me lo imaginé. Llevo, finalmente, seis años en el matinal, y seis años antes en el noticiero, más temprano todavía. Y no soy ni búho ni alondra, soy buena para dormir; pero las pegas que he tenido son siempre madrugando. Siempre sueño con dejar de madrugar, pero nunca lo he logrado, porque las pegas que me gustan, en los noticieros que me gustan, son los de la mañana. Estoy acostumbrada en el sentido de que mis últimos muchos años han sido levantándome muy temprano. No me gusta, pero es lo que hay.

Monserrat Alvarez
Monserrat Álvarez reconoce que ha disminuído el machismo en la televisión, pero cree que todavía falta avanzar. Foto: Andres Perez.

¿Qué despierta mi sensibilidad? Creo que, en el fondo, me angustio terriblemente por lo que está pasando. Antes, el calentamiento global no me dejaba dormir. Hoy, el tema que me preocupa no es la inteligencia artificial en sí, sino esta especie de nuevo imperialismo, de nuevos dictadores.

Cómo en estos últimos 30 o 40 años vivimos en una cultura civilizada —que yo pensé que sería para toda la vida— y, de repente, me di cuenta de que esa multilateralidad en las relaciones internacionales, donde en las reuniones había cierto entendimiento, existía un código democrático que más o menos se cumplía en todos los países y si no al menos generaba vergüenza, está desapareciendo. Se cumplían los acuerdos de no proliferación de armas nucleares, de paz y de no sé qué; y hoy eso pasó a ser parte del pasado. Volvió a imperar la lógica del más fuerte, del poder y la guerra. Me produce mucha curiosidad, por eso me gusta leer. Tengo 56 años y, desde los 18 hasta mis 50, viví unas décadas súper inéditas en la Historia de la Humanidad: disminuyeron las guerras, se creyó en el multilateralismo y se apostó por la democracia en el mundo occidental (en el islámico y oriental es otra cosa). Eso, por ejemplo, me ha quitado el sueño. Son los problemas que me quitan el sueño.

Obviamente, con los problemas de mis hijos soy totalmente exagerada. Si mi hijo no está bien, no puedo vivir. Y creo que ahí hay un aprendizaje: desapegarme un poco, entender que los problemas de ellos, o de mis cercanos, no son los míos. Es muy difícil, pero también es asumir que son otras personas, que no tengo que preocuparme tanto o sentir que estoy a cargo. Porque no estoy a cargo, ellos son grandes, están a cargo de su vida. Son ellos quienes muchas veces me dan lecciones. Me dicen: “Tranquila, no te preocupes tanto por mí”. O, cuando ellos están preocupados, yo estoy aún más preocupada. Pero bueno, soy así. Y tampoco sé si eso es tan bueno.

Monserrat Alvarez
Monserrat Álvarez es muy sensible a la contingencia mundial y a los problemas de sus hijos. Foto: Andres Perez.

¿Cuál fue mi motor para meterte a hablar de la menopausia? Una amiga mía que vive en Inglaterra me dijo: “Monse, este es el tema acá”. Yo tenía ganas de hacer algo. “Oh, qué entrete”, o no sé qué pensé. Y cuando lo empecé a vivir, lo dimensioné. Escribí un libro también, Sin bochornos, de lo que vivían las mujeres, de lo que compartían y lo poco que sabían. Entonces, a propósito de todo lo que yo sabía de esto, me llamaron de la editorial Zig-Zag para que escribiera el libro, y se fue juntando lo de So Wise con el libro.

Cuando yo andaba buscando (nuevo) contenido en Instagram, o hacer otras cosas, apareció So Wise, y ese hoy es mi emprendimiento. Me dediqué todo el 2024 a escribir un libro, Sin bochornos, sobre menopausia: una investigación y guía para que las mujeres se preparen para esta etapa de la vida, en que se puede encontrar toda la información que yo no tuve, que tuve que recolectar por todas partes, con todos los médicos a los que fui, y que no me daban respuesta. Tomando toda esa experiencia, tomando todo lo que aprendí en So Wise, hice este libro, al que le ha ido bien, que está en todas las librerías del país, y también se puede comprar en So Wise.

En un principio sentía un poco de pudor al hablar sobre menopausia. No quiero que crean que soy la vieja decrépita ni la vieja menopáusica. Tuve que superar ese pudor inicial para hablarlo, porque creo que ahí hay un mundo, un mercado, un grupo gigante de mujeres que necesitan apoyo en su menopausia, que no es fácil. Nadie te informa nada. Me encantan los temas médicos, así que empecé a investigar. Justo me junté con cuatro chicas que ya venían trabajando en este emprendimiento (So Wise) y me preguntaron si quería unirme. Así entré.

Monserrat Alvarez
Monserrat Alvarez es autora del libro Sin bochornos y es parte del emprendimiento So Wise. Ambos proyectos están enfocados en la menopausia y la perimenopausia. Foto: Andres Perez.

Admiro la “menopausia pachamámica” que abraza las arrugas y las canas y todo, pero no me gustaba mucho (dije en Revista Ya). Ponerme a hablar de menopausia ha sido terapéutico, de todas maneras. Tuve que superar la vergüenza de decir la palabra menopausia, que me incomodaba demasiado. Sentía que sonaba feo, horrible y asqueroso. Pero, con el tiempo, pasó a ser algo normal. El viernes pasado hice una charla en una oficina, y salió increíble. De verdad, es solo cuestión de acostumbrarse a una palabra que estaba muy estigmatizada; primero que todo, por mí. Así que ha sido un proceso súper bueno.

Hicimos una encuesta, hay un observatorio de So Wise que toda la gente interesada puede contestar. Es una encuesta súper buena. Ahora vamos a conocer los resultados, porque, de verdad, tiene una gran cantidad de respuestas. Se responde voluntariamente por internet, pero ya tenemos más de mil, lo que es súper bueno, porque cuando el universo supera esa cifra, pasa a ser estadísticamente representativo. Se revelan muchos datos interesantes: la mayoría de las mujeres no sabe qué es la menopausia y menos la perimenopausia (la transición ante la menopausia). Además, muchas no reciben tratamiento si presentan síntomas. Nos ha servido mucho para entender en qué están las mujeres de esa edad hoy.

Cuando necesitaba otra vía de escape para mis intereses, me puse a trabajar e inventé So Wise junto a mis socias. Luego escribí el libro. Ahora los seguiré impulsando, dándole bencina a esos dos proyectos. fuera de la televisión. Creo mucho en ellos y, en el fondo, ahora también estoy generando experiencias, como hacer charlas para mujeres. Y eso también está empezando a funcionar con el tema de prepararse para la menopausia.

Monserrat Alvarez
"La mayoría de las mujeres no sabe qué es la menopausia y menos la perimenopausia (la transición ante la menopausia)", declaró Monserrat sobre sus estudios en So Wise. Foto: Andres Perez

Con la menopausia sentí que mi atractivo se esfumaba. El problema de la menopausia, respecto al cuerpo, es que muchas mujeres sienten desazón al darse cuenta de que este cambia constantemente y, aunque hagas ocho mil dietas, su cuerpo no volverá a ser el mismo, porque es parte del proceso natural de la edad. La menopausia genera muchos desafíos en este sentido, y creo que es importante buscar maneras de enfrentarlo. En un mundo bombardeado por “lo joven”, si le preguntas a un amujer qué haría si se ganara el Loto: “Me haría entera”, responde. Hay mucho descontento con el envejecimiento, y en algunos casos es razonable, sobre todo cuando se trata de obesidad y problemas de salud. Pero hay un tema más profundo detrás de esto: atreverme a hablar de menopausia también fue un proceso personal para mí. Es muy fácil decir: “No lo voy a hablar porque me avergüenza y se lo dejo a otras mujeres”. Pero para mí no fue así porque fue como: “Aquí vengo yo”.

La sexualidad es un músculo, hay que ejercitarla con los años (dije en Sin Editar). Creo que siempre es así, porque cuando uno tiene relaciones de pareja largas, la sexualidad no es como cuando eres joven y recién estás conociendo a alguien. Pero creo que no hay que perderla, porque muchas veces, en medio del ritmo acelerado de la vida, la única forma de reencontrarse con tu pareja, después de semanas en las que cada uno ha estado en lo suyo, es a través de la sexualidad, no necesariamente de la palabra… Creo que la menopausia muchas veces va en contra de la (sexualidad). Más allá de cuánto lleven, la menopausia puede ser súper perjudicial para la relación de pareja, especialmente porque la mujer disminuye el deseo. Pero hay muchas cosas que se pueden hacer para eso. Y es importante hacerlas porque yo creo que con la de esperanza de vida que tenemos hoy, no es necesario pasar 22 años sin (sexo).

Monserrat Alvarez
"Con la menopausia sentí que mi atractivo se esfumaba", comentó Monserrat. Foto: Andres Perez.

So Wise se trata de un montón de productos que puedes comprar para tener mejores relaciones de pareja, mejores relaciones sexuales y una variedad de suplementos que las mujeres hoy pueden tomar para tener una menopausia más llevadera. Desde el magnesio para dormir mejor, el Omega 3 para que no te duela el cuerpo y el colágeno para la piel, hasta medicamentos que son terapia de reemplazo hormonal y te hacen sentir o recuperar un poco los niveles que ayudan, por ejemplo, a recuperar el deseo sexual. Pero también creo que, en cuanto a sexualidad, hay un tema en el que las mujeres deben reflexionar mucho con autocrítica del cuerpo, y cuando envejecen esto aumenta. Entonces, a pesar de que uno dijera “ya soy grande, no soy adolescente, no me dejo influenciar, me acepto como soy”, para las mujeres creo que no es tan así. Creo que en las mujeres hay un montón de cosas que les pueden hacer sentir que están bien, físicamente, porque creo que parte de la baja autoestima también puede ser un “inhibidor” de la sexualidad.

Al final, lo mejor contra la menopausia es dormir bien y hacer ejercicio. La que parece ser la receta para todos en este momento, para tener una mejor menopausia; la gente flaca, y con buen estado físico, la tiene mejor. Literal.

Monserrat Alvarez
"Creo que parte de la baja autoestima también puede ser un “inhibidor” de la sexualidad", observa Monserrat. Foto: Andres Perez.

Llevaba nueve años con el escultor Carlos Fernández. Pero ya no estoy con él. Terminó la relación hace unos meses. ¿Cómo estoy con eso? Tranquila… Jajaja, no titulen con eso, por favor, jajaja. Puede titularse: soltera otra vez, jajaja… Hay un mundo lleno de... tranquilidad, tristeza, pero la vida siempre está llena de sorpresas… Estoy tranquila, nosotros no vivíamos juntos, entonces eso es más fácil, no cambia tanto la rutina.

Obvio, me casaría de nuevo alguna vez.

Hace nueve años (estuve soltera). Estuve nueve años con (el aludido)… jajaja. Parte de estar soltera es también… No sé, ya no sé en qué estoy en mi vida, porque ya estoy grande. Es distinto separarse a los 45, después de 20 años de matrimonio, que estar en esta etapa, más grande, más tranquila, con menos ansiedad respecto a muchas cosas de la vida, incluido el amor.

¿He dicho que le tenía miedo a la soledad? (en De tú a tú). Ya no parece. Estoy tranquila porque la vida está (encaminada). Tengo dos hijos, muchas redes, miles de amigos y amigas. Soy una persona muy sociable, rodeada de gente. Me siento muy acompañada en mi vida, así que no sé en qué contexto habré hablado del miedo a la soledad. Uno se desdice de tantas cosas, jajaja.

Monserrat Alvarez
Después de 9 años en pareja con el escultor Carlos Fernández, terminaron su relación. Foto: Andres Perez.

Alguna vez quise ser alcaldesa. Pero ahora ya creo. La política es tan, tan ruda, que no sé si sería.

Me influye la tele en la relación con mi cuerpo, pero eso también me gusta: me encanta la ropa, la moda y todo eso. Pero ya no tengo la obsesión de verme tan flaca o tan joven. Me gusta verme bien, pero soy menos exigente conmigo misma. Antes me preocupaba más, ahora simplemente disfruto la ropa linda sin estar obsesionada con cómo me veo. Ya no me importa si se me ve el brazo gordo.

Nunca me ha pasado que los seguidores me manden nudes, (pero) siempre mensajes como “oh, eres muy linda”. Y eso yo lo agradezco tanto. Yo no soy anti-piropo, soy pro-piropo. Que vuelva La Cuarta, jajaja.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido periodista, me habría gustado ser psicóloga, y todavía quiero serlo.

En mi época universitaria en la U. Católica era... no me podía encasillar bien porque era una época muy polarizada; o eras como súper de izquierda, o súper de derecha, y yo estaba como en la mitad. No era ni hippie ni cuica. Entonces, era como de repente un poco “sin lugar”.

¿Un apodo? Antes me decían “Monsi”. O la “Fiera Radical”, jajaja, cuando era chica, cuando iba a la universidad en moto. Y mis amigos me dicen “Mongui”, pero va a resultar feo porque parece ser que es mongo; pero así me dicen mis amigos.

¿Un sueño pendiente? Año sabático. Atreverme a tener un año sabático, a decir: “¿Sabes qué? Quiero un año para no hacer nada y ver qué quiero hacer”. Pero siempre sigo trabajando.

¿Una cábala? No paso debajo de la escalera. No paso debajo de la pluma que tiene la cámara grande, esa que baja. Y me visto de blanco el primer capítulo de cada temporada.

Monserrat Alvarez
en su época universitaria, Monserrat Álvarez no se consideraba "ni hippie ni cuica". Foto: Andres Perez

¿Un frase favorita? Soy super garabatera. ¿Un garabato? “Conchalalora”.

Otros trabajos que he tenido es ser mesera y encuestadora, y he sido periodista de radio, escritora y ahora soy emprendedora… ¡Woo!

Mi primer sueldo lo gasté en ropa y en taxis. En esa época no había Uber, pero me acuerdo que para irme a trabajar. Así que en ir a comprar ropa, taxis y después viajes.

Me arrepiento de no haberme ido a estudiar al extranjero después de terminar mis estudios. En mi época era mucho más difícil, pero no trabajé para conseguir una beca e irme un año afuera. No era tan común, y no lo hice; y me arrepiento mucho.

Un compañero favorito de conducción es Eduardo Fuentes.

Mis periodistas amigas son varias, porque tengo de varias generaciones. La Consuelo Saavedra es íntima amiga mía; la Carola Urrejola y la Coni Santa María. Después tengo un montón de periodistas que no son de televisión y que son amigas mías también, que son más jóvenes.

Me gustaría mucho hacer una entrevista íntima, pero de verdad íntima y difícil, a Michelle Bachelet.

Mi mejor pasatiempo es juntarme a conversar con mis amigas y mis amigos. El mejor de todos.

La última película que me hizo llorar fue una que se llama Vidas Pasadas, una coreana.

¿Un miedo? A la vejez.

Monserrat Alvarez
Monserrat Álvarez confesó que le gustaría "hacer una entrevista íntima, pero de verdad íntima y difícil, a Michelle Bachelet". Foto: Andres Perez.

¿Creo en el horóscopo? No, pero sí. No, pero lo leo igual y me voy a sacar el tarot y todo.

Si pudieras tener un superpoder, sería comer, comer, comer, y no engordar.

Un placer culpable es amar demasiado mi cama, amar demasiado estar acostada, estar echada totalmente.

Si pudieras invitar a tres personas famosas de la Historia a un asado, invitaría a Barack Obama, Elon Musk, quiero conocer a ese freak, y Salvador Allende.

Monserrat Álvarez es una mujer madura que a veces se siente muy niña. Cada vez más segura, pero también insegura. Llena de contradicciones. Trata de disfrutar la vida y está en un constante camino de descubrimiento, de búsqueda, de encontrar razones y alcanzar la paz interior. No en un intento de ser una “mejor persona”, porque eso suena moralista, sino en un camino constante hacia estar mejor.

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