“No era un tipo común y corriente, era un genio…”: la gran pena de Leo Caprile tras la partida de Erick Pohlhammer

Leo Caprile lamentó la sensible partida de Erick Pohlhammer a sus 68 años.
Leo Caprile lamentó la sensible partida de Erick Pohlhammer a sus 68 años.

Emblemático conductor compartió en el poeta en Cuánto Vale el Show. “El collar tiene una perla menos. Se perdió una joya”, reveló Caprile a La Cuarta, donde también se refirió a un proyecto entre ambos para regresar a la TV que quedó inconcluso.

Durante la mañana de este lunes, se confirmó el triste deceso de Erick Pohlhammer, quien falleció a sus 68 debido a complicaciones en su saludo que arrastraba desde hace un tiempo.

Por lo mismo, la noticia generó un remezón en el mundo de la televisión, donde nadie quedó indiferente. Por ejemplo, quien lamentó la muerte del escritor fue Leo Caprile, con quien compartió en la década de los 90 en Cuánto Vale el Show, donde él figuraba como animador del espacio y Pohlhammer como jurado.

“Era un tipo muy diferente a los demás, era el poeta hecho persona. Era un tipo que ingresaba a un recinto y cambiaba la onda inmediatamente. Se convertía en algo mágico, en algo especial. Tenía la virtud de alegrar todo lo que visitaba”, lo recordó en diálogo con La Cuarta.

Y sobre la misma, no dejó pasar la oportunidad para llenarlo de flores. “Era un tipo con una capacidad increíble de ver belleza donde otros no la veían. Muy imaginativo. Muy genial. En el Cuánto Vale el Show nunca encontró un participante malo. Siempre vía el lado positivo de las cosas. Veía el lado positivo de un artista”, planteó.

Además, Caprile rebobinó el casete y contó un par de anécdotas de Erick relacionadas con esa época.

“Tenía la ventaja de hacerse amigo de toda la gente. Era amigo de todo el mundo. Muchas veces estábamos grabando y decíamos ‘¿Y Erick dónde está?’. Y se había ido con un señor del público que lo invitó a almorzar. A veces lo salíamos a buscar por Providencia. Y estaba en una plaza con 7 u 8 cabros estudiantes conversando. Vivía la vida a su ritmo. Una vez me contó que se vino desde La Reina con los chicos que recogen la basura. Y se vino colgando en el camión con ellos, conversando. Llegó echando la talla. Era espectacular”, complementó Leo al diario pop.

Luego, contó detalles de un proyecto que tenía con Pohlhammer, quien lo tenía considerado para una nueva aventura que quería realizar en la tele a color.

“Antes de sufrir el accidente cerebro vascular me vino a ver aquí a la parcela. Nos abrazamos. Tomamos unos vinos, unos cafecitos. Me empezó a contar de un proyecto que tenía para un programa de televisión. Lo quería presentar al Consejo Nacional de Televisión para tener los recursos y hacerlo. Y después que me lo había contado entero, me dijo que yo era el conductor, poh”, recordó Caprile entre risas.

“Era una locura. El programa quería hacer que Platón aparecía personificado y conversaba con la gente. Contar la historia de otra manera. Tenía una imaginación desbordante. Alucinante. Tremendo”, sostuvo.

Además, reveló que a pesar de no verse siempre, de todas formas mantenían el contacto gracias a la tecnología.

“Siempre nos estábamos escribiendo cosas por WhatsApp. Me mandaba algunos textos escritos en tono docto, pero al final uno sabía que eran bromas”, relató. Incluso, recordó una íntima situación que protagonizaron en una de sus juntas.

“Alguna vez él me pidió que le mostrara mis poesías. Que por lo general nunca las muestro, son algo muy personal. Estábamos en mi casa, leyó una, se paró y me pagó como en el Cuánto Vale el Show: 20 mil pesos. Y me los dejó. Se fue en la volá. No permitió que se los devolviera. ‘Te los ganaste, hueón’, me dijo. Le gustó (ríe)”, contó.

18/10/2017

Entrevista al escritor chileno, Erick Pohlhammer.

Foto: Mario Téllez / La Tercera
18/10/2017 Entrevista al escritor chileno, Erick Pohlhammer. Foto: Mario Téllez / La Tercera

“Siempre estábamos hablando con mucho cariño, con mucho respeto. Riéndonos de todo. Pero jamás le escuché un garabato. Jamás le escuché una mala palabra. Y en eso coincidíamos. En que el idioma español, castellano original, es un idioma rico en sinónimos. Y hablamos apenas con 3 mil o 4 mil palabras, con suerte 15 mil. Y hay millones de palabras y combinaciones para decir lo mismo de otra manera. Esa era la gracia que tenía Erick. De ir a contramano con todo. Si Enrique Lafourcade regalaba palomitas blancas, él regalaba revistas Estadio. Condorito. Un tipo que no le tenía miedo al ridículo. Amigo del pueblo, en el buen sentido de la palabra. Amigo de las masas, de la mayoría, ¿Quién no quería a Erick Pohlhammer?, ¿A quién le era indiferente Pohlhammer? Siempre visible a través de su locura, de su imaginación”, complementó.

- Oiga, y ¿cómo lo hacía para tener tanta llegada con la gente?

- A él le daba lo mismo, podía estar conversando 4, 5 horas con un trabajador de lo más humilde, pero también podía estar 3 ó 4 horas conversando con un Premio Nobel. Era un tipo de mente y de actitud democrática por naturaleza. Amante enfermo del fútbol. Se sabía la historia del fútbol. No se le iba un detalle. Bueno, sobrino del Sapito Livingstone también. Un gallo inolvidable. El collar tiene una perla menos. Se perdió una joya. Pero la vida y el tiempo le harán justicia.

- ¿Fue muy fuerte la noticia de su deceso? ¿Cómo se enteró?

- “Lo vi en Instagram, y tuve que llamar a varias personas para chequear si esto era cierto. Y lamentablemente lo era. Esto podía esperarse porque el accidente cerebro vascular lo afectó muchísimo. Le deterioró mucho la salud. Él era un tipo nadador, futbolista, boxeador. Tenía un físico notable. Con 68 años la postura… la última vez que lo vi estaba tonificado, bien vestido, bien parado. No daba para pensar en algo como lo que le ocurrió. Para nada.

- ¿Cuándo fue la última vez que vio a Pohlhammer?

- El año pasado, un poco antes del ACV vino a mi casa con un grupo de amigos por este proyecto que tenía. Nos tomamos fotos y no las puedo encontrar. Andaba con pantalones rojos. Como era él. Donde me lo encostaba físicamente siempre me decía ‘tengo un proyecto contigo’. Nos teníamos gran cariño. Después hablé con su pareja cuando estaba delicado de salud y después era difícil comunicarse. Tenía informes de amigos más cercanos que me contaban cómo estaba, que había vuelto a escribir, que se había recuperado parcialmente, pero no daba para llamarlo y estar jodiéndolo.

ERICK POLHAMMER - POSANDO - ENTREVISTA
ERICK POLHAMMER - POSANDO - ENTREVISTA

- ¿Cómo se llevaban con el grupo de Cuánto Vale el Show?

- Eso fue una casualidad maravillosa. Yo no conocía ni a la Marcela (Osorio) ni al Ítalo (Passalacqua), ni a Enrique (Lafourcade) ni a Erick. Nos conocimos en un almuerzo un día viernes y empezábamos a grabar el lunes. No teníamos idea de cómo iba a funcionar. Fue un milagro de que anduviera todo perfecto. Y de que estuviéramos todos en la misma cuerda de humor, de ironía, de juego. Nadie se enojaba. Fue muy fortuito.

- Y Erick era todo un personaje en el programa…

- Se nos perdía, no entendía los tiempos de la tele. Vivía en su planeta. Se iba. Muy pegado en lo suyo, en la cosa estética, en la cosa tierna del personaje que estaba participando. Nadie se enojaba con él. Él nunca era mezquino con la plata. Decía ‘si la plata no es mía’. La regalaba a destajo. Nunca lo vi molesto a enojado. Sí iba a contra pié, por su carácter, por su personalidad, por el tipo de superficie por la que caminaba, que era distinta a la nuestra. No era un tipo común y corriente. Era un genio.

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