Por el olor a pies con queso piensa en no casarse

Esperé toda la vida por este momento. Con mi pololo habíamos prometido llegar vírgenes al matrimonio, pero después de cinco años de puros besitos decidimos darnos una probadita en una noche que suponía que nunca iba a olvidar.

Doctor Cariño:

Esperé toda la vida por este momento. Con mi pololo habíamos prometido llegar vírgenes al matrimonio, pero después de cinco años de puros besitos decidimos darnos una probadita en una noche que suponía que nunca iba a olvidar.

Pero en vez de ver ángeles con cornetas celestiales, mi primera vez fue un total fiasco porque mi príncipe, mi amor, mi vida, tiene un olor a pies insoportable. Fue tan asqueroso, como una mezcla de paila marina con coliflor, que tuve que decirle que parara y que fuera, por favor, a lavarse, aunque yo lo habría fumigado.

Lo peor es que no sacó nada, porque cuando volvió el olor a levadura en sus patas seguía ahí. Yo no sé si habrá tratamiento para esto, pero me temo que así no podré pisar ni el altar ni ninguna otra cosa. Ayúdeme, se lo ruego.

Maggie

Mi florcita:

En otros tiempos la habría mandado a ponerse un perro de la ropa en la ñata, y le aseguro que al primer espolonazo no se habría acordado más de los piececitos con olor a dorito de su amado. Pero mija, estamos en pleno siglo XXI y si hoy la ciencia pudo quitarle la aleta de tiburón que Dios le dio por nariz a Lucho Jara, con mayor razón debe existir una técnica para fumigarle, como usted bien dice, las gualetas al perla.

Además, le aviso que en el ring del amor hay muchos otros olores del cuerpo humano que asoman cuando uno menos los espera, por lo que amar a alguien es también acostumbrarse al sabaneo. No quiero decir que el galán se aleje del jabón, pero sí que usted debe relajar las fosas nasales. Suerte.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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