Se hizo el lindo en el supermercado

La primera vez que la vi no supe qué decirle. Caminaba por el súper con una estampa que me enamoró. La seguí, pero no la quise hostigar.

Doctor Cariño:

La primera vez que la vi no supe qué decirle. Caminaba por el súper con una estampa que me enamoró. La seguí, pero no la quise hostigar. A la semana siguiente, mi esposa me mandó a comprar una torta, y cuando fui a pagar me tocaron el hombro para preguntarme de dónde había sacado el pastel. Me di vuelta y era ella, la hermosa fémina.

La acompañé al pasillo de los dulces y no quedaban más tortas. Le di la mía. Después empezamos a conversar y me pidió el número de teléfono. Llegué a la casa con las manos peladas, pero con el corazón a full.

El problema es que ahora ella me llamó, la fui a ver, me salió todo y no sé si quedarme con mi familia o irme a vivir con esta dama que en dos veces me desarrolló sentimientos y pasiones que no tenía desde niño. Socorro.

Felipe

Mi señor:

Con mi profesión de médico sentimental puedo decirle que lo que le sucede es sólo una alucinación pasajera producto de una pésima relación de pareja en términos sexuales y de afinidad.

Si está mirando para la carnicería, metió las patas y ahora quiere irse con todo ante una mujer nueva, hágalo, pero le garantizo que se puede arrepentir.

Primero, acá estamos hablando de una experiencia nueva de usted en el amor, y también estamos hablando de un hombre que se cree la última chupada del mate engañando a su señora esposa. Eso no está bien. La historia de la torta es simpática, pero el desenlace muy malo. Arregle las cosas con la verdad y no escondido en una careta de galán. 

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

Temas Relacionados

COMPARTIR NOTA