Sabio doctor: 

Yo sospecho que usted les tiene mala a los tipos que se hacen autobombo, pero lo mío es de verdad. Soy alto, rubio, de ojitos claros, pelo en pecho y con harto arrastre con las mujeres.

Y ese precisamente es mi problema, ya que ando en plan de casarme con una cabra linda, honrada, limpiecita y olorosita. Ella sabe de mi fama y me advirtió: si llego un día con olor a pachulí ajeno, me va a pagar con la misma moneda.

¿Y sabe qué? Hace un mes tuve un round de película con una amiga y apenas me aparecí por la casa, ella empezó a echar desodorante ambiental. ¿Qué estará pasando?

SCHEVCHENKO

Don ucraniano:

Le confieso que al leer las primeras líneas de su cartita empezó a caerme mal, pero después sentí pena. ¡Y muy inocentemente me pregunta qué estará pasando! 

Mírese al espejo, ese mismo en el que se ve rucio, alto y demás adornos. Aguce el ojal y verá que la imagen que le devuelve el cristal es la de un venado, un cornupeta como decía un amigo culto para referirse a los cornudos, a los gorreados. 

La advertencia de su mujercita fue clara: te pagaré con la misma moneda y el asopado se gastó un billetón. Mi consejo es que aperre piolita, llore en el baño, póngase de rodillas, pida perdón y después perdone. Eso si la quiere. Si no, siga gozando con las peucas que lo adoran.