Doctorcito lindo:

Tengo 22 años y pololeo hace nueve meses. Soy rubia de ojos azules, hija de padre polaco y madre alemana, y trabajé de modelo. Siempre he sido caliente y el problema es mi pololo. Algo le pasa y no ha querido tener sexo en todo este tiempo.

Lo he intentado todo, pero sólo me da la pasada para el sexo oral. Lo hacemos todos los días, pero yo necesito más. El otro día salté sobre él, pero a los diez segundos me sacó de encima.

No me ha quedado otra que autosatisfacerme, pero no es igual. Tengo una larga fila de pretes, pero no quiero ser infiel. Lo amo, pero necesito sexo.

GATITA CALIENTE

Cuchita linda:

Ya me imagino lo que debe ser esa explosiva mezcla germano-polaca de chelita, vodka, vienesa y chucrut (llamado bigos en la tierra de Nicolás Copérnico, Karol Wojtyla, Lech Walesa y Roman Polanski). En todo caso, es feo hablar de gastronomía ahora que tiene atorado el plato único que le da su novio.

La verdad, es bien raro y egoísta el pastel, ya que tiene a una Bomba 4 entre las manos, rubia natural arriba y abajo, y sólo le pide que se dirija al país por su micrófono inalámbrico. Es obvio que aquí la única damnificada es usted, que en nueve meses de pololeo no ha podido abrir los dedos de los pies como se debe.

Confío en que la solidaridad frente al terremoto conmueva al tonto y, enarbolando la bandera que publicamos ayer en el diario pop, pueda gritar "Viva Chile". Si necesita más ayuda, me avisa. Para eso estamos.

Doc:

Hace once meses terminé con el amor de mi vida, mi primer hombre. Prometimos juntarnos pasado un año y que ninguno pololearía, pero me enteré que ya tiene otra pareja. Me quiero morir, porque me traicionó y yo sigo sola, respetando la palabra empeñada.

Hace poco conocí a una persona que me movió el piso y en la primera cita pasó de todo. Es mayor y está casado. Aún amo a mi ex, pero siento cosas por esta persona que sólo me busca cuando quiere sexo.

CONFUNDIDA

Rupertina:

Realmente demostró toda su candidez al confiar en la promesa del amor de su vida, que la dejó aguachada por si a él le iba mal en otros derroteros. Nadie puede tomar en serio un pacto de esa naturaleza, salvo usted, que quedó como Penélope en la estación, esperando a que el badulaque vuelva a sus brazos.

El caso es que ahora conoció a otro bribón, que la dio vuelta de carnero a la primera de cambio. Aun cuando no tiene ningún futuro con él, al menos la ayudará, a martillazo limpio, a sacar el otro clavo. Un abrazo.