Chile

“Había prometido no volver a la política”: Los vuelcos en la vida de Juan Pablo Sáez para tirarse a diputado

“Estamos volanteando, instalando palomas de la Evelyn (Matthei)”, admite quien dice que “fui full Concertación”. El actor también cuenta que el drama judicial con su ex también fue un gatillante.

Las razones de Juan Pablo Sáez para lanzarse a diputado.

—Me inscribí bien a última hora, diría que lo sentí más que me lo planeé: lo sentí como una necesidad importante de, al menos, llevar mis ideas a los debates, más que: “¡Tengo que ganar a toda costa!”. No, dije: “Quiero estar ahí y poder levantar temas” —cuenta el actor Juan Pablo Sáez, candidato a diputado por Distrito 10, apoyado por Demócratas.

Sin embargo, el ex-Adrenalina y fundador del Teatro San Ginés se define como un candidato de “medio tiempo”, porque, por ejemplo, está dedicado también a la obra La Sociedad de los Poetas Muertos, una versión teatral de la ganadora a Mejor Guion en los Oscar de 1990, y que acá es protagonizada por Claudio Arredondo, José Antonio Raffo, Alonso Quinteros, Francisco Dañobeitía, Francisco Reyes Cristi, Vicente Almuna, Andrew Bargsted y Tito Bustamante.

Pero, para no desviarnos, en esta entrevista con La Cuarta él habla de su arremetida hacia el Congreso:

—¿Cuándo surgió tu interés en la político?

—Fui consejero regional entre el 2013 y 2018, y fue una experiencia muy positiva, porque desde el gobierno regional uno logra literalmente construir edificios e infraestructura pública que beneficia a las personas. Todo eso me hizo sentir que efectivamente la política bien encausada puede marcar la diferencia. Puedes hacer cosas buenas por la gente, los barrios y las diferentes comunas, y vas beneficiando gente que tiene menos recursos.

Eso sí, el intérprete también admite que aquella experiencia “tuvo de dulce y agraz”, ya que “el debate político al interior es duro, y había días que llegaba súper contaminado de la mala vibra y las peleas”; aunque “me daba cuenta de que se lograba, con perseverancia, hacer cosas”, a pesar de que “nunca a la velocidad que uno quiere”, admite.

Sáez ya ha tenido unas cuantas incursiones en el mundo público.

Así, “me quedé con ese bichito”, asegura, mientras continuó ligado a sus funciones relacionadas al San Ginés.

Hasta que, a causa de la pandemia, “que quedamos bien arruinados tras haber estado casi dos años encerrados, tuve la necesidad de trabajar como empleado”, cuenta.

Aceptó la propuesta del hoy el exalcalde Germán Codina para dirigir la Corporación Cultural de Puente Alto: ”Cada vez me fui dando más cuenta de que, teniendo recursos, podía hacer muchas cosas, porque soy hiperquinético, trabajólico, creativo y amo a mi país”, destaca, quien además declara: “Para mí, la música, el teatro, la plástica, la ópera, la música clásica y el ballet son actividades que no deben ser propiedad de una élite, no sólo del que puede pagar una entrada de 20, 30 o 40 lucas”, por lo tanto, “el que no puede pagar, tiene que poder acceder gratuitamente a verlas”, manifiesta.

—¿Por qué crees que no saliste alcalde en Ñuñoa en el 2021?

—Lo tengo cada vez más claro y, ahora que veo la actual campaña, puedo decir que efectivamente son cargos que cuestan una cantidad de inversión publicitaria. Esa campaña la hice muy artesanalmente y debo haber gastado, supongamos, $10 millones, que para mí es mucha plata. Pero Emilia Ríos gastó sobre $80 millones. Y lo mismo pasa ahora con las campañas parlamentarias: veo la campaña viral en redes sociales que tiene invertida Gonzalo Winter en Meta, y supera con creces los $10 o $15 millones de inversión. Y yo humildemente debo, a todo reventar, llevar un millón. Y si ves las cuadrillas de volanteros con banderas de los semáforos, hay candidatos que tienen hasta 100 personas repartidas en las comunas, como “Pepe” Toro, Jorge Alessandri o Iraci Hassler; y yo tengo dos —Ríe—, y uno soy yo mismo. Tengo riesgo de perder, pero no porque no sea una buena opción, sino porque hay mucha gente que no se alcanza a enterar que soy candidato.

Sáez en la centro-derecha

—¿Cómo se dio tu acercamiento a Chile Vamos?

—Es bien accidental, porque yo quería participar, e hice algunos sondeos con mis antiguos amigos o colaboradores, que vengo de la centro-izquierda: fui full Concertación, colaboré en los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet. Pero por encima de todos los partidos, para mí está el país, e incluso colaboré en tiempos de Piñera, y quedé con una muy buena sensación o percepción del nivel de expertos que convocó en su gobierno. Me sacó el sombrero ante esos ministros y subsecretarios que tuvo en su segundo gobierno, que creo que salvaron muchas vidas en Chile. Y bueno, todavía soy una persona de centro, con ideas humanistas y cristianas, y sentí que ningún candidato actual estaba representando eso desde la centro-izquierda, siendo (Jeannette) Jara la única candidata, que en lo personal me cae muy bien, tengo buena onda con ella; pero no me representa a nivel ideológico.

Frente a dicho escenario de orfandad electoral, Sáez pidió un cupo para ir de candidato a la Cámara Baja por Demócratas —presidido por Ximena Rincón—, que está en pacto con Chile Vamos, “entonces quedé dentro y soy súper disciplinado; no me iba a poner a cuestionar el pacto”, aclara.

—Estamos volanteando, instalando palomas de la Evelyn (Matthei) y yendo a debates donde defiendo su programa. Sin ser fanático de origen, me he ido encantando, o enamorando del programa, que creo es un muy sólido. Creo que de todos los que hay, el mejor programa es el de Evelyn, el más lograble y que ofrece estabilidad para el país; los otros son muy al choque: un candidato dice que va a cerrar seis ministerios (Kast), que creo que eso es traumático; o alguien que dice que va a expulsar a todos los extranjeros. Creo que son frases para la galería o para ser tendencia por un día en redes sociales; pero no parece serio un candidato que habla así, que pasa por arriba de la humanidad de las personas.

"Estamos volanteando, instalando palomas de la Evelyn", cuenta Sáez.

—¿Y qué harás sin pasan Jara y Kast?

—Como uno ama la democracia, habrá que felicitarlos a los dos, y colaborar, porque no soy de ir a protestar o de ponerle trabas o piedras al que está arriba. Siempre he sido de colaboración al Presidente y, cuando me ha tocado recibirlos en el San Ginés, los recibo a todos con la misma categoría y protocolo republicano de que merecen el máximo respeto.

—¿Pero qué harías en una segunda vuelta?

—No puedo pronunciarme de eso todavía, pero también está la opción de no participar, observar y después colaborar con el que gane.

—Pero igual irás votar.

—Sí, las campañas son súper desgastantes, entonces para los candidatos vivir un proceso de una campaña, y después meterse al tiro en otra... sólo me sumaría a una segunda vuelta si pasa Evelyn Matthei.

En junio pasado, Sáez fue denunciado por violencia intrafamiliar por su exseñora, Camille Caignard, con quien tiene una hija en común de 12 años, por lo que la noticia se tomó la agenda policial y, sobre todo, de la farándula; e incluso el retoño de su ex, Tomás Brass, apareció hablando pestes del intérprete en Primer plano (CHV).

Como sea, el mismo Sáez declaró en septiembre pasado que fue absuelto de aquella acusación y, más recientemente, en el podcast Discrepemos explicó que “Una vez tuve la mala idea de decirle ‘Oye, no seas floja, por favor trabaja’, y eso calificó como violencia psicológica”. En cuanto a ese quiebre, además, declaró: “Hay una pena porque se destruyó la familia, pero las relaciones son individuales y los hijos son muy sabios”.

El drama de la denuncia

—¿La denuncia por VIF fue un gatillante para postular?

—Yo había prometido no volver a la política, porque en verdad no se pasa muy bien: te compras un maletín de problemas, enemigos y una energía que a veces es bien dura en las discusiones. Había decidido no volver y, lo que me pasó en carne propia, me hizo sentir que efectivamente hay leyes que están imperfectas, o que hay vacíos, lagunas o áreas oscuras, que están mal redactadas, y que generan mucho dolor y sufrimiento en la ciudadanía. Me empezó a contactar mucha gente, especialmente hombres, también mujeres, pero más de 500 hombres, contándome que están separados de sus hijos injustamente, que no los ven hace uno, dos, tres, cuatro años; o que estuvieron detenidos por una falsa denuncia así como lo que le pasó a (Jorge) Tocornal, que ya es el colmo de la injusticia; u hombres que se encuentran sólo trabajando para pagar pensiones alimenticias altísimas, y que tienen vidas absolutamente paupérrimas porque no les queda un peso para vivir ellos.

Sobre la legislación, a su juicio, con ese tipo de testimonios “te vas dando cuenta de que efectivamente una intención que tiene que haber sido positiva del legislador en origen, no quedó bien hecha”. Él aclara que “todos queremos proteger a las mujeres, y que no mueran; pero de ahí a aniquilar a los hombres es como que el péndulo se hubiera ido al otro extremo”.

—¿“Aniquilarlos” socialmente?

—Demonizarlos, es como que ser hombre es ser malo, que un hombre no puede tener sentimientos ni capacidades para criar un hijo, o que no merece la custodia compartida de un hijo si es que se separó, entonces merece estar totalmente alejado de ese hijo, o verlo cuando mucho un fin de semana por medio, y además pagar todo. Muchas veces ocurre que los peritos de los fiscales de familia inflan o aceptan una declaración falsa de abogadas feministas que declaran que los niños cuestan varios millones de pesos mensuales, y no es real: no tiene por qué costar $3 o 4 millones un niño, por un ejemplo.

"Yo había prometido no volver a la política, porque en verdad no se pasa muy bien", declara Sáez.

—Has dicho que uno de tus focos son las “falsas denuncias” y “el Estado demasiado cargado hacia la mujer”... ¿Qué otro tema tienes dentro de tus focos?

—Al igual que toda la ciudadanía, me preocupa, en primer lugar, el aumento voraz o violento de los delitos, y el estilo de la delincuencia actual que es muy poco ética; el ladrón antiguo tenía ciertos códigos y el actual siento que no los tiene, por ejemplo, estos hueones malnacidos que chocaron con el vehículo escolar y murió un niño de doce años. Lamentablemente siempre mueren niños. Eso me preocupa tanto como a (José Antonio) Kast, o más. Creo en la mano dura contra la narcodelincuencia y contra los delincuentes que utilizan armas de fuego, pero también tenemos que trabajar para que en diez o veinte años no tengamos que estar en una guerra contra esos delincuentes, sino que los cabros que hoy tienen diez, doce o catorce años, que están faltando al colegio porque no tienen una familia que los encamina a que vayan a clase, no caigan en el consumo de pasta base en sus barrios, o no se transformen en soldados del narcotráfico. Ahí pondría una gran cantidad de recursos para que estos cabros tengan oportunidades desde chicos en el deporte y el arte: ¿cómo hacemos que en cada comuna exista un centro cultural que entregue talleres gratuitos?

—¿Por qué tenías tantas cámaras de seguridad en tu casa?

—Es clave decir la verdad: soy súper aprensivo, mi mamá me crió muy aprensivamente, entonces siempre me decía que me podían asaltar, robar o raptar. Tengo recuerdos muy chico de haber visto casos tan terribles como el de Rodrigo Anfruns, que fue el primer rapto famoso en Chile en que aparece el niño después de un tiempo muerto. Con ese temor, todo lo que puedo hacer por la seguridad lo hago: cámaras y alarmas, o sea, la tecnología incorporada para que la vida sea un poco menos peligrosa. Mi casa la tenía llena de cámaras por temor a la delincuencia. Pero nunca imaginé que terminaría siendo mi tabla de salvación frente a una acusación falsa, y que iba a permitir que la Fiscalía y la ciudadanía se den cuenta que yo nunca en la vida he agredido a nadie.

Tensos días vivió Sáez en medio de la denuncia por VIF.

—Has dicho que fue “violencia sicológica” lo que declaró tu exesposa...

—Lo que pasa es que lo que yo creo que hay que modificar es que no puede ser que una denuncia de violencia psicológica, que supongamos que incluso fuera cierta, termine con esa persona detenida, privada de libertad o cuestionada públicamente como una persona violenta, porque de ser así creo que todos los parlamentarios tendrían que estar presos; basta escucharlos en una locución en el Parlamento. Pienso que los fiscales, que al parecer no dan abasto, no deben activar un procedimiento o protocolo de detención sin haberse juntado con el acusado, o al menos haber solicitado las pruebas: yo tenía pruebas que las quise presentar y nadie me las recibió en una primera instancia. Creo que es algo que hay que perfeccionar, porque por mucho que quiera proteger a alguien, no puede pasarse en los cuidados: es necesario que prevalezca que somos todos inocentes a menos que se pruebe lo contrario. La presunción de inocencia es clave en un Estado de derecho, pero en la ley que invoca la protección de la mujer se suprime: basta sólo la denuncia para creer que tú eres culpable, que es lo me terminó pasando.

—¿Cómo te trata la gente en la calle?

—Te podría decir que, porcentualmente, un 60% o 70% de las personas es muy amable conmigo; un 20% que es apática, hay gente que no me conoce, gente joven, de 25 para abajo; y debe haber un 5% que no me cree y no me tiene buena, y algunos hasta me pueden gritar alguna pesadez.

—¿Por lo de la denuncia?

—Por todo. Porque cuando uno ya se juega por una opción política en la vida, de inmediato agarras detractores. Es como en el fútbol: si eres de Colo-Colo, te agarran mala los de la U. Ahora quedé en un pacto de centro-derecha, y la gente más de extrema izquierda está enojada conmigo, y me lo han hecho sentir algunos, incluso algunos amigos. Pero bueno, ¿qué vamos a hacer? Yo no estoy para “nunca quedas mal con nadie”. A mi edad, tengo que decir lo que pienso y ser honesto con mis convicciones, valores e ideales de que efectivamente hay caminos mejores que otros para la conducción de un país. Y hay otros que son extremadamente riesgosos, como, por ejemplo, una visión comunista en el país, que creo sería muy riesgoso para Chile.

Juan Pablo Sáez almorzando con su hija. Foto cedida

—¿Tu hija te apoya?

—Obviamente no la llevo a volantear, y está preocupada de que estoy trabajando mucho; y si estoy muy cansado, en las noches me dice: “Buenas noches, papá, descansa, y que te vaya bien”. Y le cuento cuando tengo algún debate o alguna entrevista difícil, y ella me desea suerte: “Que me vaya bien, papá”.

—¿La estás viendo los fines de semana?

—La veo los fines de semana... pero igual me aprovecho de que es preadolescente y duerme hasta tarde los sábados y los domingos, entonces es el horario que salgo a volantear —Ríe—, desde las 8 de la mañana hasta las 12:30 o 1 de la tarde, entonces justo se está levantando cuando yo regreso. No alcanzo a dejarla esperando: llego justo, almorzamos y pasamos la tarde juntos. Así que es maravilloso. Pero incluso en eso soy un candidato de medio tiempo, porque en la semana igual sigo trabajando en el San Ginés, y tengo funciones; no estoy todo el día en campaña, como ocurre con algunos candidatos.

En su momento, en medio de la ballata legal, en Instagram se viralizaron unas presuntas declaraciones de la retoña contra el padre con frases como “no soy tu objeto” y “no te amo, no te elegí y eres el peor papá para mí”. Consultado ahora al respecto sobre si ese drama se solucionó, Sáez contesta:

—Sí, 100%, se demostró que no lo había escrito ella. Estoy con ella, la veo todos los fines de semana, hacemos panoramas bonitos y tenemos una excelente relación.

En caso de que resulte electo en las parlamentarias del 16 de noviembre —representando a las comunas de La Granja, Macul, Ñuñoa, Providencia, San Joaquín y Santiago—, Sáez supone que, si tiene la chance y se le permite, hará alguna pega actoral en sus tiempos libres: “Pero mi prioridad siempre será cumplir con el mandato ciudadano de ejercer el cargo al 100%”, remata.

Más sobre:Elecciones 2025Juan Pablo SáezDiputadoDemócratasEvelyn Matthei

Lo último