Por Diego RamírezJusticia desde el “más allá”: asesinó a su esposo, lo enterró en su casa de El Bosque y fingió abandono por casi 15 años
“Quizás Dios lo puso en el lugar adecuado antes de que el crimen quedara sin castigo”, aseguró la madre de la víctima tras el “milagroso” hallazgo que permitió hacer algo de justicia.

El 12 de octubre de 1994 fue el último día que se vio con vida a Samuel Rivera Hidalgo. El obrero de la construcción, de 27 años, desapareció sin dejar rastros.
En tanto, su esposa Ximena Burgos (de entonces 23 años) presentó una denuncia por abandono de hogar y lanzó una teoría que se encargó de difundir entre los vecinos.
De acuerdo a la mujer, su marido se fue de la capital debido a problemas asociados con drogas.
Pasaron 15 años
Con el correr del tiempo, la versión de esta vecina de El Bosque parecía cobrar sentido. Así las cosas, a nadie le extrañó que siguiera con su vida, junto a sus dos hijos y otros tres niños que tuvo con una nueva pareja.
Sin embargo, por cuestiones del destino, en 2009, uno de sus retoños hizo un hallazgo inesperado.
Cuando Fernando intentaba arreglar una cañería rota al interior de la casa, se percató que el piso de una pieza cedió y apareció un forado en el radier. Luego de intrusear en el hoyo, descubrió algunos huesos.
Con la certidumbre de que había encontrado el cadáver de Samuel, el muchacho metió las osamentas a una bolsa de plástico y dio cuenta del hallazgo a Carabineros.

La confesión
Tras el arribo de las policías, a Ximena (de 39 años en ese momento) no le quedó otra que reconocer que las osamentas encontradas pertenecían a su marido. Luego confesó que lo mató junto a su primo, Miguel Ángel Burgos (43), con quien entonces mantenía una relación sentimental.
Los amantes precisaron que estrangularon a Rivera Hidalgo con una polera y que luego lo enterraron boca abajo bajo el piso de una habitación de la casa.
“Según los antecedentes que manifiesta la señora, ella era hostigada por el marido y participa el primo, donde se produce una relación sentimental y en base a eso se habrían puesto de acuerdo para matarlo”, indicó el subprefecto de la Brigada de Homicidios de la PDI, Guillermo Muñoz.
Ernestina Hidalgo, madre del fallecido, sostuvo que una fuerza desconocida posibilitó que su nieto Fernando diera con los restos óseos.
“Quizás Dios lo puso en el lugar adecuado antes de que el crimen quedara sin castigo. O quizás fue mi hijo quien desde el Más Allá lo guió e inspiró para hacer justicia. Quiero que esa mujer pague en la cárcel el mismo tiempo que nos hizo sufrir”, rogó.

Condena
En agosto de 2011, la justicia condenó a 12 años de presidio a la mujer asesinó y enterró en el patio de su casa a su esposo.
El juez del 8° Juzgado del Crimen de San Miguel, Claudio Larré, determinó que Ximena Burgos González, tras sostener una discusión con su cónyuge Samuel Rivera Hidalgo, lo ató de pies y luego lo asfixió con la ayuda de su primo, Miguel Burgos, con quien mantenía una relación sentimental.
Acto seguido, procedieron a “enterrar el cadáver en el patio del inmueble, denunciando posteriormente una presunta desgracia”.
En el fallo se precisó que la parricida drogó a la víctima con diazepam y nordiazepam, mezclados en la comida: “En estas condiciones es evidente que Ximena Burgos provocó el estado de indefensión de la víctima para cometer el delito, aprovechándose también de ese estado el encausado Miguel Burgos para cometer el delito, sin peligro para sí, fundamentos últimos de la alevosía como agravante y calificante del delito de homicidio”.
Miguel Ángel Burgos, en tanto, fue condenado a una pena de 6 años por el delito de homicidio calificado.
Actualmente, ambos asesinos gozan de libertad.
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