El arte de la restauración de los clásicos tiene sello italiano

El otrora boxeador Nunzio Cannistra se dedica hace más de 60 años a reparar cada modelo que ingresa a su taller, en un trabajo que puede durar hasta 18 meses por vehículo.

Nunzio Cannistra (79) nació en la cuidad de Messina, región de Sicilia, en Italia. Luego de la Segunda Guerra Mundial, sus padres decidieron salir de Europa y buscar una nueva vida en América. Fue entonces que el hombre llegó a Argentina.

"En Mendoza trabajé en un taller, por cinco años, en donde comencé a reparar autos. Ahí aprendí este oficio y me di cuenta de que me gustaba, así que me dediqué a restaurar autos clásicos antiguos. Después me instalé solo con 17 años, siempre trabajé por mi cuenta, nunca he tenido patrón hasta el día de hoy", señaló el experto para relatar cómo se inició en el arte de la mecánica vintage.

Del boxeo a tierras chilenas

Paralelamente empezó a practicar boxeo como aficionado. "Y me gustó, lo seguí practicando. Tuve 30 peleas como aficionado y otras 30 como profesional, hasta que llegué a Chile. En 1962 vine a este país a hacer una pelea con un muchacho, que en paz descanse, Domingo Rubio, fue una hermosa pelea, y después me quedé para ponerme a trabajar en lo que era mi oficio", recordó Cannistra.

Entrevista con Pininfarina

Dentro de las tantas historias que atesora don Nunzio cuenta que, inspirado por un modelito que tenía en su taller de la firma de diseño de automóviles Pininfarina, en uno de sus tanto viajes a Italia, quiso conocer al diseñador que le dio nombre a la marca. "Era importante para mí conocer a Pininfarina, quería seguir su huella para aprender de su trabajo. Me entrevisté con él y me dijo que sus ideas de diseño las aplicaba según los autos, me mostró incluso algunos de los que estaba haciendo en ese momento, me sentí muy halagado", recordó Cannistra.

Con varios años en el rubro, este restaurador revive y resucita cada modelito clásico que llega a su taller Nueva Automotora Messina Ltda. (Juan Vicuña 1427, Santiago), recinto que adquirió en 1977 y que hoy parece un verdadero museo. "El primer auto que restauré fue un Ford 28. También he restaurado otras joyitas como un Camaro del 78, un Chevrolet 56 y ese que tengo ahí es un Chevrolet Biscayne del 70. También tengo un BMW Isetta de 1962 que está por terminarse y el historial es largo, los tengo en mi cabeza, pero tengo mis años ya", contó.

El arte de la restauración

Dentro de las restauraciones también ha reparado vehículos clásicos comerciales y camionetas. En un proyecto puede demorarse 12 a 18 meses, en donde los repuestos son traídos desde Estados Unidos, Argentina o de Europa, inclusive. ¿Sus clientes? "Generalmente, todos son amigos porque es tanto el tiempo que pasamos en contacto que terminamos siendo amigos", confesó.

En su taller trabaja por estos días con un ayudante en la restauración de un Ford del año 1931, de dos puertas, "ese que llamamos el 'autito de la suegra', que viene con un maletero trasero en donde hay una pisadera en el tapabarro y a la suegra la sentamos ahí para que no vaya molestando", bromeó el restaurador.

Respecto a su motivación, este emprendedor cuenta que "en un principio era sacar a mi familia adelante. Tengo una esposa chilena y tuve cuatro hijos que ya son profesionales y eso me hace feliz. Ahora, para mí es importante revivir un auto antiguo porque realmente yo conecto con la motivación de los clientes, me siento realizado haciendo un trabajo así, porque las personas quieren cumplir el sueño de reanimar un auto que creían perdido y yo trato de hacer lo mejor posible en esa labor", confesó.

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