Siempre andaba solo, bien peinado, vestido de jeans y polerón. Cargaba una bolsa negra de plástico chica, que, en vez de fruta o un sánguche, escondía un arma de fuego.

A simple vista se trataba de un joven común y corriente, salvo por un pequeño gran detalle: Su descomunal nariz, que lo hacía reconocible a metros de distancia.

El enorme rasgo físico permitió a Carabineros de la SIP lograr la captura de un presunto asaltante que se había cebado con un servicentro de San Miguel.

Los polis, que se armaron de una caja de pañuelos desechables por si las moscas, capturaron a Luis Asalgado, de 19 años, un cabro flacuchento y paliducho, que ayer fue formalizado por seis robos con intimidación y tenencia ilegal de armas.

Según la fiscal Sur Leda Astorga, Asalgado fue atrapado cuando dormía boca arriba en su casa, donde guardaba una escopeta y un arma de fantasía.

La persecutora añadió que el ñatito atracó la bencinera Shell de calle Santa Rosa, la que prácticamente usaba como cajero automático.

"El imputado asaltaba de día, solo y con un arma de fuego. Como andaba a rostro descubierto, la gente ya lo reconocía y por eso fue identificado rápidamente. A las víctimas les llamaba la atención su prominente nariz", explicó Astorga al diario pop.

Asalgado habría perpetrado los atracos en la misma bencinera desde octubre del año pasado hasta marzo de este año. Logró botines de entre 30 mil y 90 mil pesos. "La última vez fue a asaltar en moto. En la bomba se escondieron y un vecino anotó la patente, que la tenía registrada a su nombre", remachó.

Como el cabro cumple añitos el 26 de noviembre, el primer robo con intimidación, que fue el 11 de octubre del año pasado y donde se habría choreado 45 mil pesos, lo habría perpetrado en calidad de menor de edad.

En la bencinera Shell de calle Santa Rosa lo tenían más que cachado.

La bombera S.P.G. aseguró que ya se estaba encariñando con su ñata. "El cabro esperaba que estuviéramos solos y se nos tiraba encima. Me metía la mano por el pantalón, para sacar la plata y de paso igual se pegaba una manoseá", piteó.

"La última vez, en marzo, lo reconocimos altiro y nos escondimos. Yo le vi la pura ñata y alerté a la gente", agregó la bombera, a quien Asalgado habría asaltado cinco veces.