Investigadores en terreno del diario pop comprobaron científicamente que es imposible que un macho no voltee la mira luego de pasar junto al team Bacardi del quinto sector de Reñaca.

Son tan ricas estas minas criollas y tan chicos sus bikinis que se pierden entre sus valles y montañas, que algunos hombres se deben tirar de guata a la arena para no pasar una vergüenza.

Un fenómeno que han notado las promotoras, es que ahora los califas usan internet para el cortejo.

Pamela Ossandón y la rubia Carola Viganego contaron que los jotes les sacan fotos con celulares, les piden el correo electrónico y que los admitan como amigos en Facebook.

"Algunos también nos piden el teléfono. Los argentinos son los más directos, porque te lo dicen de una. El chileno es más ordenado, respetuoso (onda gil) y piola, porque hace fila o espera hasta una hora (vio que somos giles) para atreverse a pedir una foto", contó Pame, quien si cobrara por cada foto a su popín tendría más plata que Farkas.

Carola comentó que el puesto que ocupan en la playa se ha transformado en un centro social ultra cool, donde los turistas lo pasan la rajuela y no hay nanas con delantal explotadas sosteniendo de pie el quitasol de sus patronas. ¡Chán!

"Toda la gente que viene aquí es invitada por nosotras, así que nadie se pasa para la punta. La idea es que los chicos y chicas se relajen con la música del dj Allan y los más acalorados puedan refrescarse con la ducha de nuestra 'isla' que es igual que tomarse un Bacardi con tónica o con limón", agregó.

Por Andrés Orrego y Sebastián Foncea