A sus 52 años, el periodista, etnólogo y explorador español, Kitín Muñoz, parece no cabrearse de intentar probar sus teorías sobre la navegación en balsas de juncos. Ahora el expedicionario pepe se lanzará a la mar a bordo de la Mata-Rangi IV, con la que pretende unir Marruecos y Gringolandia en dos meses.

El hombrón, que en su currículo acumula aventuras como el cruce del Nilo en una piragua, unir Montecarlo con Túnez en una tabla de windsurf y otras cuatro travesías en totora, asegura que este viaje no guateará como los anteriores.

Por eso, expertos en diseño de la "U" de Valpo lo están ayudando con los estudios de resistencia y selección de materiales, a fin de que la Mata-Rangi IV no se hunda ni se parta como sus antecesoras.

- ¿Cómo será la Mata-Rangi IV?

- Liviana y muy suave. Tendrá 25 metros de eslora, 6 de manga y tres mástiles. Estará hecha de totora boliviana, y los palos y sus velas serán fabricadas por un constructor de Valparaíso.

- ¿Cuál es el recorrido que hará?

- La balsa será armada en el Sahara marroquí, en un sitio que se llama Tarfaya. En ese lugar, Saint-Exupéry escribió El Principito y, desde allí, saldremos en enero junto a ocho tripulantes marroquíes a Estados Unidos.

-¿Qué hará para que no le entre agua al bote?

- El mito dice que todas las Mata-Rangi se han hundido, pero no es así. La Uru, en 1988, llegó de Perú a Tahiti sin contratiempos. La Mata-Rangi II salió de Arica y se partió; sin embargo, arribó a las Islas Marquesas. La III estuvo nueve meses en el Mediterráneo y sólo la I, que salió de Isla de Pascua, naufragó.

- ¿Y qué busca probar ahora?

- Lo de siempre. La diferencia es que cada experimento aporta conocimientos nuevos sobre la navegación primitiva. Por eso se deben respetar los materiales para que el barco sea realmente una herramienta que te lleve al pasado.