Al "salón de la fama" de los sicópatas sexuales

El chacal de Ipswich mató en pocas semanas a tantas prostitutas como "Jack, el Destripador", el ídolo de los crímenes en serie que en 1888 asesinó a cinco meretrices en Londres. Nadie pudo descifrar la motivación del mítico personaje, que aparentemente actuaba compulsivamente, sólo por placer.
El apodo del sicópata viene de una carta que la policía recibió de parte de un tal "Jack, desde el infierno". "Querido jefe: No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. Es un magnífico trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo. Pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguito", decía el mensaje.
Jack asesinaba a sus víctimas con precisión quirúrgica antes de extraerles sus órganos internos. Se supone que tenía conocimientos de medicina, pero nunca se dio con él.
Dieciocho años antes deambulaba por los campos de España Juan Díaz de Garayo. Apodado "El Sacamantecas", mató a seis prostitutas y campesinas entre 1870 y 1879. Su móvil era la necrofilia. Las estrangulaba y mantenía relaciones sexuales con los cadáveres. Luego las destripaba con un cuchillo.
Otra autoridad en la materia es Jesse Pomeroy, de Boston (EE.UU.). Es el sádico más precoz de la historia. En 1872, a los 12 años, lo mandaron a un reformatorio porque desnudaba a otros niños y los amarraba y torturaba con cuchillos y látigos hasta que perdían el conocimiento. En 1874 salió libre y días más tarde desapareció una niña de 10 años. Después apareció el cadáver mutilado de un niño de 4 años. Pomeroy confesó 29 asesinatos y enterrados cerca de su casa aparecieron 12 cadáveres mutilados. Falleció en la cárcel en 1932 y se fue al infierno a la velocidad de la luz.
En Chile tenemos a Julio Pérez Silva. El sicópata de Alto Hospicio violó y mató a 14 jovencitas y se sospecha que pudieron ser más. Actualmente cumple cadena perpetua.
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