Mientras no se resuelva la apelación que presentará el senador Alejandro Navarro, tendrá que pagar con sus morlacos los gastos médicos y hospitalarios producto del porrazo que se dio mientras conducía una moto de nieve en la precordillera de Chillán.

Esa es la principal consecuencia del fallo de la ACHS, que después de una semana de cachar cómo fue el mote concluyó que el porrazo en la moto no fue accidente laboral.

La determinación viene a ratificar las dudas que existían sobre las circunstancias en que ocurrió el mentado accidente, y que aumentaron cuando los propios dirigentes sociales de la zona sapearon públicamente que no se reunieron con Navarro.

En una primera versión de los hechos, asesores y cercanos al senador dijeron que ese día domingo 22 de julio, el hoy machucado parlamentario tenía reuniones con dirigentes para apoyarlos en su demanda de agua potable.

Después, él mismo relató que las reuniones se funaron y que el hijo de un empresario de la zona lo invitó a Las Trancas a hacer un recorrido y “mi intención allí era ver si arriba haríamos reunión con vecinos o solamente recorrido. Al final quedó esto último: el recorrido”.

El tramo lo realizó en moto de nieve, sin tener los conocimientos ni la experiencia necesarios. Resultado: flor de costalazo, cuatro vértebras quebradas y una serie de contusiones.

Aunque la duda pendía como la espada de Damocles sobre Navarro, éste igual pidió declarar el accidente como laboral, desatando una tormenta de críticas.

De haberse acogido la solicitud, además de cubrir todos los gastos médicos y hospitalarios, Navarro podía acceder al pago de un subsidio que reemplazaba el sueldo que dejará de percibir mientras esté incapacitado.

La determinación de la ACHS obligará al senador a meterse la mano al bolsillo y pagar de sus lucas los gastos que no le cubrirá su Isapre.

Ayer, la esposa de Navarro, Ana García, dijo que apelarán al pronunciamiento, e informó que también lo hará su empleador, el Senado.

Agregó que Navarro pidió dos meses sin goce de sueldo.