Con su boliche hecho bolsa y pánico hacia los proveedores de cecinas, terminó Cecilia Sánchez (56), dueña del minimarket "Entre Dos", ubicado en pleno barrio República, luego de ser víctima de la ira de un vendedor con cara de chancho por una supuesta deuda impaga de mortadela y arrollado de huaso.

En la tarde del martes, Sánchez dice haber recibido la visita del dueño de una empresa dedicada a la venta y distribución de torrejas para la oncecita.

El hombre le recriminó que una partida de jamones no estaba cancelada. Como buena almacenera, Cecilia le rebatió diciendo que estaba todo en orden.

Ante la insistencia del sujeto, Sánchez atinó a decirle que le pagaba las 30 lucas, pero sólo con una factura y la condición de que nunca más se asomara por el kiosquito.

"En ese momento le bajó toda la rabia, dijo que cómo se me ocurría, si me hacía una factura por más plata y que le pagara todo. Le dije que acá tenía su plata, pero no entendió razones", recuerda Sánchez, aún traumada.

"Si no quieres pagar, voy a cobrar yo", habría dicho Silva, antes de lanzarse sobre los escaparates.

Según Cecilia, las ensaladas volaron, los chocolates terminaron en el suelo, las paltas cayeron machucadas,  los pastelitos de La Ligua quedaron todos quebrados, las gomitas y sustancias no servían para nada. Para peor, le pegó un empujón.

Tras romper lo que encontró a su paso, arrancó en su auto.

Sánchez puso una constancia en Carabineros. Los daños fueron avaluados en 250 lucas.

El diario La Cuarta trató de hablar con el acusado, pero se hizo el sordete.