¡Se pasaron! Sapean que hasta tres lucas costará el limón

El limón a 300 pesos el kilo es un buen recuerdo del año pasado, pero que lamentablemente ya se exprimió. Y es que hoy por hoy, con su precio rondando los 3 mil piticlines, comerse una ensalada de lechuga o hacer una michelada o un ceviche resulta un lujo que pocos se pueden dar.

Según el IPC de febrero, el precio del limón nacional no para de aumentar. Es tanta la lesera que en el último mes se registró un alza de 26,4%, lo que dejó por las nubes su valor que incluso en las ferias libres ya llegó a los $2.500.

Lo peor de todo es que según varios locatarios de La Vega puede encarecerse un poco más.

Guillermo Escobar lleva casi 10 años ganándose los porotos (y limones) en el lugar y nos soltó que "hasta el momento se ha pensado que puede llegar a $3.000 el kilo".

El socio agregó que "en regiones ya está por ese valor; por ejemplo en Valdivia, que lo están vendiendo entre $2.800 y $3.000".

Crisis jugosa

Arturo Guerrero, vocero de La Vega, contó la pulenta de por qué cresta están tan caros los limones.

"Es un cítrico, por lo tanto se produce más en invierno. Del 100% de la producción habitual en esta época se produce solo un 20%. Por eso en esas fechas está tan tirado", soltó el hombre insignia del lugar.

Mientras tanto desde el Gobierno habló el subdirector de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), Teodoro Rivas. Explicó que los precios históricos se deben a una "baja producción del cítrico a nivel nacional e internacional".

Rivas, además, agregó que "cuando no hay limones nacionales se recurren a los de afuera. El problema es que en la temporada pasada el mercado fue sacudido por una baja en la producción de España, el principal exportador mundial".

Otras opciones

En el mercado existen varias alternativas para suplir el clásico limón chilensis. Las variedades más baratas son el Sutil y el de Pica, que cuestan entre $1.500 y $1.000 por kilo.

Caseras

De todas mangueras las caseritas no están ni ahí con el cambio.

La señora Ana Saá esta súper afectada y contó que "con medio limón aliña una ensalada para tres". También la eva manifestó su disgusto con las otras alternativas, pues "no existe un reemplazo de la misma calidad, el limón sucedáneo es muy malo".

Arturo Guerrero hace un llamado a no tener miedo al sabor diferente de estos ejemplares. Además, tiró el tremendo secreto: "El sutil es un poco más ácido, pero si le agrega un poquito de agua queda igual al nacional".

La otra pomada que promete salvar a los chilenos de que les expriman el bolsillo viene directo desde el continente africano.

"A nivel internacional ya se encuentra la producción de Sudáfrica, lo que debiese empujar los precios internacionales a la baja. A nivel local se espera un adelanto en la cosecha de al menos dos semanas, por lo que los precios debiesen bajar a fines de este mes o principios del próximo", dijo un esperanzado Rivas.

Cache 5 tips pa' aprovecharlo al máximo

1

Nada se pierde: Típico que uno se cree  que tiene las lucas de la mismísima Sultana Kösem y apenas termina de exprimir el limón bota  la cáscara al tacho de la basura. La mano es utilizar la cáscara de limón y rallarla sobre pescados, pollo y ensalada para sazonar.

2

Un toque gourmet: Si tiene problemas para desinflarse puede mezclar ralladura de limón con ensalada de legumbres. Además de comerse un rico plato con la dosis justa de cítrico, es ideal para luchar contra el meteorismo y decirle chao a la guata de parrillero.

3

Compre en invierno: Si no se le había prendido la ampolleta, puede comprar varios kilos de limón este invierno, luego los exprime y de ahí directo al refrigerador. Tanto el jugo como la cáscara del limón se pueden congelar perfectamente, sin que cambie su sabor.

4

Limonadas con tuti: Haga limonada, pero con rodajas de limón. Ellas pueden ser del fruto previamente exprimido. Así el agüita queda con nutrientes y sabor propios del cítrico. Además le significa un claro ahorro porque reutiliza un limón ya usado.

5

No lo haga hervir: ¡Ojo! Haga lo que haga no se le ocurra meter el limón a la olla. Es una costumbre típica ponerle una cáscara de limón al agua para diferentes preparaciones dulces, el temita es que ese acto hace que se pierdan todos las vitaminas del producto.

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