En busca de privacidad, y para mantener lejos a la prensa y a los copuchentos del barrio que no lo conocían, los amigos de Mauricio Andrés Morales Duarte (27) cerraron con mallas kiwi el pasaje María Graham de la población Cristóbal Colón, en la comuna de San Bernardo, durante el velatorio del cabro "okupa".

Los vecinos del sector, donde viven la madre y el hermano del fallecido joven anarquista, aún no podían convencerse del trágico destino del "Mauri", quien murió en la madrugada del jueves cuando le explotó una bomba casera que llevaba en su mochila, cerca de la Escuela de Gendarmería en Santiago.

"Me parece increíble, no puede ser. Él era un joven tan quitado de bulla, tan tranquilo. Yo lo conocí de chiquitito, cuando iba a la escuela dominical de la iglesia", contó sorprendida y acongojada una de sus vecinas, quien no quiso dar su nombre por miedo a ser fichada de "sapa".

Muchos de sus vecinos coincidieron en que la personalidad de Morales en la pobla era como una seda, que saludaba amablemente a todo el mundo, que jamás se agarró con nadie y que incluso ni siquiera se tomaba un copete ni daba jugo en la vereda.

La madre del joven, Amalia Duarte, y su hermano, Claudio, retiraron los restos del lolo desde el Servicio Médico Legal durante la mañana de ayer. Su cuerpo fue trasladado en silencio hasta el hogar de la familia, en un ataúd sellado. A velarlo concurrieron algunos familiares, vecinos del barrio y un gran número de amigos anarquistas.

PAPELITO

El piño de "anarcos", quienes decidieron cerrar el pasaje y según los pobladores no eran del barrio, entregó volantes alusivos a la muerte de Morales y "su lucha" a cada una de las personas que fueron a rendir sus respetos al finado. "El poder y sus instituciones represivas, que operan en la oscuridad, van a utilizar este hecho para desarticular el movimiento, para desacreditar a los que luchan", dice el papelito.

Pedro Robledo A.