Si se le preguntara al Chavo del 8 qué es "la" CAE, lo más probable es que responda que es la esposa del CAE, el Crédito con Aval del Estado que se otorga a los universitarios. Pero no, ni cerca.

"La" CAE, sí, en femenino, es la nueva fórmula que permite cachar el costo final de un crédito y que por ley todas las instituciones que ofrecen préstamos o pagos en cuotas tienen la obligación de informar a la gallá.

Si antes la barra pop sólo debía fijarse en la tasa de interés antes de amarrarse con algún banco o casa comercial, ahora eso no basta, ya que además del interés mensual, el cálculo final del crédito incluye otros costos que abultan las lucas finales, como gastos operacionales y seguros. Todo eso se mete a una misma juguera y sale la CAE, Costo Anual Equivalente, que se refleja en porcentajes.

La idea de la CAE es que la barra pop que necesita un crédito pueda comparar entre distintas tiendas o bancos y elegir el que más le convenga al bolsillo, es decir, el que le dé la CAE más baja, la de menor porcentaje. Eso sí, para no equivocarse, la norma es comparar los créditos utilizando los mismos plazos y montos.

Por ejemplo, en un crédito de un palo a doce meses, será más barato el que tenga una CAE de 48% que aquel que aparece con una CAE de 50%. Lo mismo vale cuando se compra en una casa comercial en cuotas.

"Y como hoy es obligación poner la CAE en toda publicidad comercial o financiera, sirve para vitrinear y ver cuál es la que más le sirve o conviene a las personas", dijo a La Cuarta la jefa del Sernac Financiero, Carolina del Río.

Eso sí, cuando la CAE es muy baja, menos de un 20%, hay que ponerse cachúo y no está de más mandar los datos al Sernac Financiero para verificar si tanta maravilla es posible, ya que hay casos en los cuales la cifra es baja porque los pillines no suman costos asociados al crédito para no abultar la cifra final. "Eso es grave y el Sernac Financiero está pendiente de que ello no ocurra", remató Carolina del Río.