Asistente coluda 'muerde' tarjeta en los tribunales

El reloj marca las 10 de la mañana en Santiago Centro, y la coluda “Peseta” se chanta el peto de servicio y comienza con su jornada laboral en el 1° Juzgado de Familia de Santiago, en calle San Antonio.
Como ocurre todos los lunes, la labradora negra “muerde” tarjeta e ingresa al edificio en compañía de su rubia entrenadora, María del Mar. Junto a la chiquilla, la perrita parte por saludar a sus colegas funcionarios y luego pasa a la sala de espera, donde tiene la difícil pega de despegar a la barra de sus celus y sacarles una sonrisa.
“La Peseta es una funcionaria más del tribunal. Tiene su horario, vacaciones y hasta licencias en caso que las requiera”, apuntó de entradita la magistrado del 1° Juzgado de Familia de Santiago, Alejandra Valencia, y quien trabaja junto a la cachupina hace 5 años.
Según su experiencia, la perrita se ha convertido en un factor clave dentro del juzgado, ya que su presencia ayuda ene a distender el ambiente y generar confianzas con los más pequeños a la hora de declarar.
“En este tribunal se tratan temas súper complejos y la Peseta ayuda mucho a romper el hielo y generar confianzas. Por eso que, junto con compartir con el personal y la gente de la sala de espera, la principal función de esta perrita es acompañar a los niños durante sus declaraciones, ya que en la medida que están más relajados, entregan más y mejor información”, añadió la jueza.
De sus tiernos 8 años, la linda perrita lleva cinco trabajando en el Juzgado de Familia, luego que el tribunal firmara una alianza estratégica con la Corporación Bocalán Confiar, la que se dedica al entrenamiento de coludos con fines asistenciales.
Ahí, y cuando apenas tenía un añito de vida, la cachupina conoció a María, su entrenadora, y quien la acompaña mientras trabaja con los más pequeñitos.
“Lo que hacemos con la Peseta es cambiar el contexto emocional de la situación de estar aquí en tribunales. Los niños muchas veces reciben los nervios de sus papás o se ven expuestos a una realidad en que tienen que hablar cosas que no quieren hablar, con gente que no conocen”, explicó la entrenadora.
La chiquilla añadió que “lo que hacemos con la Peseta es jugar. Hacer que la situación de estar acá sea entretenida y que los niños se lleven un lindo recuerdo”.
Según nos contaron, la perrita del juzgado tiene caleta de gracias, pero la más requerida por la barra juvenil es un saludo súper coqueto que realiza por iniciativa propia.
Además, tiene una oficina para ella sola, donde además de recibir a sus pequeños visitantes, duerme la siesta, toma agüita y come galletas. ¡Única, grande y de las nuestras!
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