Aún flamea la estrella de la esperanza...
"Se me puso la piel de gallina cuando lo vi recoger la bandera y levantarla. Me sentí pequeñito. Después la dejó sobre una auto y se fue". El reportero gráfico Roberto Candia no lo puede saber, pero tal vez tomó la foto más importante de su vida.
En medio de la desolación, el barro y los escombros, en la mitad de la nada en que quedó convertida Pelluhue, se produjo uno de los hechos que llenan de esperanza a un país que se pone de pie. Bruno Sandoval, un artesano de Talca que se había avecindado en el arrasado pueblo, tuvo el gesto instintivo de mostrar la bandera chilena a la lente de Candia, corresponsal de AP.
"La verdad, me siento muy feliz, porque pese a que ese hombre perdió muchas cosas, hoy puede inspirar a muchos a levantarse".
Desde Constitución, Candia rememoró el momento en que se encontró con Sandoval.
- ¿Dónde te pilló el terremoto?
- Volvía de vacaciones con mi familia, cuando hice una parada en Talca. Fue terrible, se nos cayó todo en la casa, pero no nos pasó nada, por suerte.
- ¿Por qué fuiste a Pelluhue?
- Escuché por la radio que había sido muy afectado. Así que tomé un jeep y partí. Mi hijo Diego se quedó llorando. Nunca lloró antes cuando tuve que salir de casa y eso me dejó un poco mal. Espero que lo entienda cuando sea grande.
- ¿Sabes que la foto ya es un símbolo?
- Me sorprendió un poco. Cuesta que estas sutilezas las vea la gente.
- ¿Qué pasó con el hombre de la bandera?
- Había perdido todo, su casa, su furgón. Antes de irse se encontró una botella de Jack Daniel's sellada. Ojalá se la esté tomando. Se lo merece.
TERMINÓ CON AUTO SOBRE SU TECHUMBRE
Diego Recabal lleva viviendo 40 años en Pelluhue, en el sector de Lovelvan. Según sus propias palabras, "ha habido varias bravuras, marujas (marejadas) con olas grandes, pero nunca una como ésta".
En medio del verdadero mercado persa en que quedó convertida la bahía del lugar, que está justo entre Curanipe y Pelluhue, Diego evoca la noche desgraciada del sábado, cuando se convirtió en héroe porque le robó a una ola gigante a su señora. Todo mientras el mar "estacionaba", literalmente, un auto sobre el techo de una casa.
"He pasado por muchas cosas, pero como esto jamás", dijo Recabal, que una vez que le ganó la batalla a la naturaleza izó la tricolor afuera de su casa. "La pusimos para recordar que somos chilenos y que no importa cómo quedaron nuestras casas, porque nos vamos a levantar igual".
Hasta ayer carabineros y bomberos recorrían el lugar en busca de cadáveres, mientras unas 200 personas se trasladaron a Alto Las Petacas temiendo un nuevo tsunami.
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