El regreso de los niños al colegio tras las vacaciones de septiembre, marca un hito: la última patita del año. Es la oportunidad final que tienen para remontar las notas, por lo que si tenemos hijos que están en esta encrucijada de repetir o pasar de curso, tenemos el deber de ayudarlos. Sólo desde 2019 comenzará a regir el decreto del Mineduc que prohíbe la repitencia automática.

Lo primero que tenemos que hacer es reconocer que estamos frente a un problema y para ello es clave observarlos y escucharlos. Se debe poner atención en cómo los niños se relacionan con todos los miembros de la familia, con sus pares y con los adultos; fijarse en cómo se desenvuelven en los cumpleaños, en las plazas; en cómo resuelven los conflictos, con qué actividades está más feliz y con cuáles más triste.

Preguntas como ¿qué sientes cuándo juegas? o ¿por qué te gusta la pizza? abren el camino para indagar sobre su estado emocional. Un niño que está triste, preocupado o con miedo no tendrá la disposición para aprender.

Hay que apoyarse en el colegio, en los profesores de los niños, son ellos los que saben qué pasa al interior de las salas de clases. Si crees que tu hijo va a repetir, pide una reunión con el profesor jefe, recuerda que tu prioridad es que el niño aprenda y pase de cursos, por lo que un consejo es escribir todas tus inquietudes y sobre esa base conversar, no menos importante es que también anotes las estrategias que te darán para ayudarlos en su aprendizaje.

Lo otro, no lo castigues porque tiene malas notas o se porta mal. Debes pedirle que describa lo que le pasa, poniendo atención en cómo se siente. Para que un niño cambie su conducta, tiene que entender por qué hace lo que hace, identificar si tiene rabia, está aburrido, enojado o triste. El propósito es ayudarlo a comprender lo que hizo (comportamiento) y lo que logró (consecuencia). Modificar una conducta es buscar un "comportamiento de reemplazo", lo que significa que la nueva conducta tenga el mismo significado para el niño.

Si detectas un problema, puede ser en una materia específica o en las relaciones interpersonales, ya sea con los profesores o compañeros. Antes de decidir como ayudarlo, lo primero es preguntarle: ¿quién crees que te puede ayudar? ¿por qué crees?. A veces la respuesta está en el papá o en los hermanos. Una vez que se sepa qué está sucediendo, hay que conversar con el profesor jefe para saber si éste ha notado lo que le pasa al niño, explicarle lo que se ha detectado. Sólo cuando hay intercambio de información se pueden buscar fórmulas para reforzar el aprendizaje.