En plena cabalgata amorosa y sin tener ningún miramiento con quienes expresaban sus pasiones entre arrumacos y cuchicuchis, un trío de aguafiestas patos malos interrumpió el trabajo de Cupido en el volteadero "Atajo" en la Ruta 68.

Los delincuentes sin corazón habían comenzado su malvada jornada a eso de las 3.30 de la mañana en el sector de Carrascal en Cerro Navia, cuando Rodrigo Erices cachó que le estaban abriendo su camioneta Chevrolet Luv blanca, por lo que llamó a los polis del plan cuadrante.

"Se inició una persecución que incluyó un helicóptero y personal del GOPE, y que se extendió por varias comunas. Los sujetos trataron de embestir a la patrulla de Carabineros ya que se encontraron con ellos de frente, e iban contra el tránsito", señaló una fuente policial.

Como los rateros no tenían ninguna intención de entregarse, la picaron como pudieron arriba del toco robado, metiéndose a la carretera que va hacia Valparaíso, pero en el kilómetro 10 decidieron meterse por un camino de tierra para ingresar hasta el motel "Atajo", donde esperaron a los verdes para recibirlos a plomazo limpio.

"Amor interruptus"

La balacera despertó e interrumpió a varias parejas que a esa hora combatían cuerpo a cuerpo en las 19 cabañas con tele y jacuzzi. Por lo que muchos quedaron con los ojos a medio blanquear o con calambres de dedos semi abiertos.

"Escuchamos varios disparos, pero decidimos mantenernos adentro y no salir. Al rato todo se acabó y continuamos con lo que vinimos a hacer", soltó un testigo anónimo con el pelo bien sopeado.

Al final los cumas lograron escabullirse entre las matas del sector y la oscuridad de la amanecida, por lo que los polis no pudieron ubicar a los malandras, los que, se presume, se lanzaron al caudal del río Mapocho que pasa por detrás del volteadero para camuflarse entre guarenes y desperdicios.

"Me avisaron que la camioneta apareció en la Ruta 68. Allá bien lejos pillamos la camioneta. Reventaron todo lo que es la chapa y está chocado adelante. Por lo menos lo recuperamos, otras veces los vehículos no aparecen. Yo utilizo mi vehículo para ir a trabajar y trabajo harto en ella", señaló Erices, aún afectado por la agotadora situación.

Hasta el cierre aún no había pistas de los antisociales, mientras que la administración del nidito del amor no quiso referirse a la masiva interrupción amorosa.