Trabajar con la guata vacía es desagradable, y eso lo sabía la hambrienta banda que asaltó una sucursal del banco BCI ubicada dentro de la Clínica Las Condes.

Un guardia dateó a los ladrones que la tesorera del lugar iba a hacer un depósito a las 10 de la mañana, y el grupo compuesto por tres tontos y un chofer la intimidó con un arma de fogueo logrando un botín de 18 millones de pesos entre moneda nacional y dólares.

El asunto que nos convoca es que el lote, una hora antes, pasó a un cercano supermercado Líder y compró un kilo de pan y un octavo de mortadela lisa (cortada para visitas) que les sirvió para hacer cada sánguche con dos lonjas de embutido, las cuales serían piezas claves para dar con ellos. 

Apenas se dio la alerta del robo, la PDI salió en busca de la "Banda de Los Mortadela" y a los pocos minutos dio con el Kia Morning que usaron, el cual estaba estacionado a unas cuadras de la clínica.

Al lado del auto estaba Rodrigo Quinteros Pérez (26), quien según el subprefecto Luis Concha, juró de guata que había sido secuestrado por el grupo que lo obligó a trasladarlos a cometer sus fechorías.

El insaciable no contaba con que los detectives encontrarían la boleta del supermercado en el auto, lo que los llevó a revisar las cámaras de seguridad del negocio donde se inmortalizó al chofer compartiendo con sus secuaces.

Cuando le mostraron la evidencia, el detenido con olor a restos de chancho, confesó su participación y echó al agua al resto de las lonjas que integraban la pandilla. 

La policía luego dio con Pablo Garay González (27), y Abraham González Salinas (22), quienes tenían en su poder tres millones de pesos, porque el líder del grupo, que no ha sido capturado, se acabronó y se quedó con los restantes 15 millones.

En tanto, al salame de seguridad que les dio el dato también le cayó la teja y ahora deberá cuidarse para no ser víctima de la falta de mujeres en cana.