Bruja brasileña clavó a docena de palogruesos con el "Tarot del Asno que Sonríe"
El Ministerio Público de Iquique, aprovechando que Plutón se encuentra en conjunción con las Tres Marías, y un satélite de comunicaciones a parafina lanzado por la NASA en 1975, investiga los malabares que realizó en el puerto una tarotista brasileña que pasó por el aro místico a una docena de crédulos cavanchinos.
Según las víctimas, "Madame Tassia", bruja itinerante, cobró fuertes sumas por resolverles problemas económicos, sentimentales, leerles el pasado y sacarles el mal del ojo a través del Tarot Sirio, la Brisca Melipillana y la lectura tántrica de hojas de té en tacho de choca.
La mujer, que permaneció un mes de paso por Iquique, ofreció sus servicios de cartomántica y cagamántica, a través de panfletos, y atendió en un exclusivo departamento ubicado en el lujoso edificio Archipiélago Las Antillas.
Empresarios envidiosos, comerciantes aspiracionales, mineros ambiciosos y dueñas de casa con los sesos reblandecidos por la tele, concurrieron a la consulta.
"Tassia" llegó a cobrar hasta cuatro palos por utilizar al máximo sus poderes síquicos con una de sus pacientes, una tía que deliraba por recuperar las caricias de su sobrino, que se fugó con un gringo afrocubano del portaaviones George Washington.
Varios de los afectados fueron citados, tras pagar por adelantado por la consulta, a una sesión de sanación colectiva que debió realizarse el viernes pasado justo cuando Saturno entró en contradicción con la constelación del Weón, pero cuando llegaron la bruja ya había escapado por un plano astral de alta velocidad hacia otra dimensión del tiempo y el espacio.
"'Madame Tassia' abandonó ayer el edificio. Tengan la amabilidad de retirarse. Me están cagando el encerado", les dijo el conserje a los desesperados pacientes, que se dejaron caer en masa en Investigaciones para estampar la denuncia.
Los detectives encontraron en el depa arena de Saturno, polvo de estrellas y una carta del Tarot Paquistaní, que muestra al Asno que Sonríe.
En Iquique ningún esoterista ha podido desentrañar su simbolismo.
A. Lobo/M. Vega
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