Cache qué hacer antes de pisar el palito
“Lo mío es mío, lo tuyo es mío y lo nuestro es mío”. Esa sería la fórmula perfecta para muchos compipas buches que no están ni ahí con la media naranja, pero por suerte esa alternativa no existe.
Es más, la mayoría de las parejas prefieren compartir la propiedad de todo lo que compran o adquieren durante el matrimonio, incluyendo las deudas. Nada se hace sin la firma del otro. Es lo que se conoce como Sociedad Conyugal y según datos del Registro Civil e Identificación, del total de casorios realizados este año, el 55% optó por esa alternativa.
No existen datos de por qué las parejas eligen una de las tres opciones que existen sobre régimen patrimonial o si realmente cachan lo que significa cada una de ellas. El problema surge cuando las cosas no andan bien y cada uno toma su propio rumbo. Allí empieza el lío de quién se queda con la casa, el auto o cualquier bien que compraron mientras estaban casados.
También puede suceder que el hombrón es un aventurero de los negocios y se pueda mandar un condoro que al final jode a toda la familia. En esos casos no está de más anticiparse y optar por la separación de bienes, para resguardar los bienes de la pareja y evitar su embargo.
Según el caporal del Registro Civil, Rodrigo Durán, antes de dar el sí ante el juez se le informa a las parejas de las alternativas e incluso se les invita a charlas que se realizan en la sede de Manuel Rodríguez, aunque no son muchos los que asisten.
El problema es que una vez casados, cambiar el régimen matrimonial sale bastante dulce y engorroso. Si el Registro Civil cobra $4.517 pesos por ese trámite antes de casarse, esas lucas se multiplican con creces después de dar el sí, porque el trámite incluye una escritura pública firmada ante un notario.
Sociedad Conyugal
“Lo mío es tuyo, lo tuyo es mío, hasta la muerte”. Al estar casados la venta de bienes debe contar con la firma del cónyuge. Si uno de los dos muere o la pareja se separa los bienes se dividen como determina la ley.
Ventajas: En caso de divorcio, el cónyuge que no aportó mucho a la sociedad está en igualdad de condiciones que el otro, partiendo casi todo a la mitad.
Desventajas: Mucho leseo y papeleo en caso que la pareja se quiera divorciar o quieran vender o transferir algún bien.
Separación de bienes
“Lo mío es mío, lo tuyo es tuyo, hasta la muerte”. Si uno muere la ley determina quién es el dueño de lo que queda. En la separación lo tuyo es tuyo y lo mío es mío, salvo bienes comprados con aporte de ambos.
Ventajas: Cada uno administrar sus bienes y se queda con ellos si hay divorcio. Si hay embargo al cónyuge no deudor no le tocan sus bienes.
Desventajas: En caso de que uno de los cónyuge junte o tenga más lucas que el otro, por ley debe compensar económicamente al otro si hay divorcio.
Participación en gananciales
“Lo mío es mío, lo tuyo tuyo, mientras estemos casados”. Cada uno puede vender, administrar y hacer lo que quiera con sus bienes. Si se termina el matrimonio, todo lo que se adquirió forma una “bolsa común”, que se repartirá proporcionalmente a lo aportado durante el matrimonio.
Ventajas: Cada uno administra sus bienes y al separarse se distribuyen por igual. El que se quedó en la casa no queda mirando a la carnicería.
Desventajas: Al separarse, el problema surge con bienes que quedan en posesión de ambos (como la casa) y uno de los dos no quiere vender su parte.
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