Tres tristes y solitarios hombres que pagan por remojar el cochayuyo debieron huir a poto pelado de una casa de citas de Santa Cruz frecuentada por obreros recién pagados, huasos brutos y corresponsales.

A las cinco de la madrugada de ayer se declaró un incendio en el volteadero conocido como "La Rueda".

Los clientes estaban súper calientes, pero nunca tanto como para llenar sus calzoncillos de sudor debido al infierno en que se convirtió el prostíbulo debido a las llamas.

Las meretrices, en su mayoría, son inmigrantes de países de climas más templados cuyas nalgas denotan a simple vista que no nacieron en la ciudad de la región del Libertador.

Las guachitas dejaron de cabalgar y cubiertas sólo por el olor de sus últimos clientes del día apretaron cachete con la esperanza de sobrevivir y seguir dando consuelo a los caídos.

Al templo del placer de calle O'Higgins llegaron bomberos y personal de la Segunda Comisaría de Carabineros a cargo del Sargento Segundo, Cristián Roa Rivas, y personal de Emelectric para suspender la energía y hacer más expedito el trabajo.

El incendio se produjo en el entretecho presumiblemente por el recalentamiento de conductores eléctricos, donde el fuego causó daños en la parte del techo y el bar del local, dejando millonarias perdidas que aún no son avaluadas.