Con café en mano, una frazadita abrigadora y con lo que pillen para defenderse, cientos de grupos vecinales se están organizados para defender sus casas y negocios en varias ciudades del país, en lo que ya muchos llaman como los vigilantes "Chalecos Amarillos".

"Nos preocupamos de resguardar la seguridad de nuestros barrios y de los locales comerciales, por ejemplo, de este supermercado (Unimarc). Hoy, a través de gestión municipal, abrió excepcionalmente y podemos abastecernos, aunque de manera restringida. Además, si se genera un incendio el fuego podría alcanzar nuestras casas ya que vivimos atrás del local", señaló Carola Villanueva a La Cuarta, vecina de avenida Rojas Magallanes, en La Florida.

Tan bien organizados están algunos grupos de vecinos que hasta desde el Gobierno agradecieron su apoyo por cuidar a los suyos y evitar saqueos como los vistos en varios puntos del país este fin de semana.

"Quiero reconocer y valorar a aquellos vecinos que en sus propios barrios decidieron y tomaron la organización para combatir y enfrentar a los delincuentes para impedir que se produjeran actos de violencia", indicó el ministro del Interior, Andrés Chadwick.

Origen y uso

Para identificarse entre ellos, los vecinos decidieron usar el chaleco reflectante que la Ley de Tránsito obliga a portar en los autos desde enero de 2016, y que en su momento se agotó de las tiendas.

"Hemos compartido harto con la gente, incluso algunos vecinos que viven en la misma calle y que nunca les había hablado. Es un verdadero punto de encuentro social. Esto es solo por precaución ya que si bien no hemos visto que se quieran meter a las casas, tenemos información que desde otros puntos sí se han provocado incidentes", contó Patricio Arenas, sin sacarse su vistosa prenda.

Similar idea ocurrió durante las protestas en Francia en octubre del año pasado, donde los parisinos se vistieron de amarillo reflectante para manifestarse en contra de su gobierno por el alza del combustible, la injusticia fiscal y la pérdida del poder adquisitivo, y que se repite hasta hoy cada vez que hay marchas. La idea se replicó con éxito en las protestas de Bélgica, Países Bajos, Alemania, Italia, y España.

"A través de la aplicación Zello hemos podido organizarnos de mejor manera, que es casi lo mismo que Whatsapp, pero en esta no se puede silenciar para estar en alerta. En el barrio somos aproximadamente 50 y en la villa del lado son como 80. Ha funcionado correctamente", agregó Arenas.